Nota del editor: Esta historia debió ser exclusiva para nuestros suscriptores, pero como un aporte a quienes se esfuerzan por emprender y mejorar la economía del país, la ofrecemos abierta a todas nuestras audiencias.


Cómo preparar cocteles es lo que siempre le ha atraído al manabita Wilfrido García, un tecnólogo de 54 años. Su profesión es un contraste con su gusto, pero ese placer lo ha llevado por un buen camino.

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La pandemia, donde hubo miles de desempleados, entre ellos Wilfrido, hizo que esa falta de empleo junto a las ganas por elaborar cocteles acelere la puesta en marcha de su mayor meta: tener un negocio.

Empezó con micheladas que vendía en un barrio de Durán. “Salía con la pasión que me caracteriza primero a ofrecer y luego a entregar. Se vendían de cinco a siete micheladas por día, pero solo los fines de semana con la ayuda de mi esposa Marina y (después) creamos nuestra sangría”, cuenta el emprendedor.

Ese segundo producto pudo prepararlo por su experiencia puesto que trabajó en varios restaurantes donde la sangría era de cada día. “Buscamos una receta que sea nuestra en detalles de maceración sin tener logo ni marca. La empezamos a vender a clientes conocidos en botellas recicladas de tragos utilizados en la preparación, las botellas tenían un forro de hilos de nailon, así empezamos el proceso, fue largo y difícil”, señala.

El precio de las botellas de cocteles es de $ 15. Si es el par, en $ 25. Foto Carlos Barros. Foto: El Universo

Pero en ese camino no estuvo solo, fue acompañado también de sus hijos Michael y Peter. Esta familia aún recuerda los días sin dormir. Sin embargo, ese esfuerzo llevó a Wilfrido a invertir más.

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“Nos lanzamos con una inversión de $ 100 con botellas sin logo, pero queríamos salir adelante como cabeza de hogar y mi hermosa familia de complemento. Fuimos con toda la fe y la con la ayuda de Dios en este gran reto”, comenta Wilfrido.

Entonces, no se quedó solo con micheladas y botellas de sangrías, incorporó margaritas, saltamontes, medias de seda, baileys, long island, moscow mule, entre otros.

“Luego mis clientes me preguntaban: ‘Wilfri, ¿qué más tiene?’, y yo respondía: ¿Qué más quieres? Y así se creaban más cocteles”, relata. Y esa aceptación ayudó a que Wilfrido cree su marca Wilfri Cócteles y amplíe su portafolio de clientes en eventos de lanzamiento de marcas y para empresas donde también se ha desempeñado como bartender.

A eso sumado las fechas especiales como el Día de la Madre, del Padre y demás. Y así Wilfrido ha llegado a vender entre 120 a 150 botellas aproximadamente cada mes. Y aunque esa escala en el negocio no ha sido fácil, el emprendedor mantiene la confianza en su producto.

“He llegado a muchas personas que no conocía. Tener la aceptación de mis productos, recibir felicitaciones, sentir el crecimiento de la marca por la cantidad de ventas, también por la cantidad de eventos a los que nos contratan y poder pagar los estudios de mi último hijo y remodelar el piso en que vivimos nos llena de emoción de ver que el negocio funciona”, asegura Wilfrido.

La familia García vive de Wilfri Cocteles y hasta han logrado remodelar su casa. Foto Carlos Barros. Foto: El Universo

No obstante, el dueño de Wilfri Cócteles ha superado caídas en su camino como la falta de financiamiento. “Los obstáculos son bastantes (para un emprendedor) como cuando tu marca no es tan conocida, lo complicado de ir a un lugar donde no te conocen y ya existen sitios que ofertan cocteles. Y el principal: no tener un capital para empezar y cuando tu mente te pone trabas”, admite.

Pero esa experiencia quedó atrás. Hoy, Wilfrido le paga un sueldo a su hijo Michael y este se dedica a manejar las redes sociales y preparar cocteles. “Mi esposa Marina, y su apoyo incondicional diario y sus ideas, siempre está lista para ayudarnos en todo. Mis otros hijos, Sergio ya nos ha apoyado en varios eventos y el menor, Peter, está atento a cualquier ayuda”, dice Wilfrido, quien menciona que su familia vive del negocio.

El precio de las botellas de cocteles es de $ 15. Si es el par, en $ 25. La preparación se realiza en el domicilio de Wilfrido, en Durán, donde también distribuye. Otro de los puntos es una oficina del World Trade Center, en el norte de Guayaquil. Posee dos neveras con capacidad para 75 botellas cada una. Vende en Guayaquil, Durán y Samborondón.

El siguiente paso de Wilfrido García es tener su local y no solo depender del delivery como lo hace ahora. “Proyectamos para que Wilfri Cócteles tenga puntos de distribución en centros comerciales, gasolineras, minimarkets. Buscamos personas que distribuyan mis productos con una ganancia del 50 %”, sostiene.

Aconseja a los emprendedores continuar en la lucha, pero no solos: “No desmayen que el camino no es fácil. Al final todo tiene su recompensa. Alinéense con gente familiar o amigos que ayuden en su crecimiento en todos los ámbitos, que caigan las veces que sean, pero que se levanten renovados con más fuerza, más pasión, más coraje, más fe, que Dios tiene un gran propósito para alcanzar nuestras metas”. (I)