Estar sin empleo y con un hijo de 2 años puso en desesperación a César Bolaños en su natal Esmeraldas. Tocó muchas puertas, pero en ninguna consiguió trabajo, a pesar de que estaba estudiando para ser ingeniero industrial. Bolaños pensaba que con el título podría tener un empleo en esa ciudad.

Sin embargo, viajó a Guayaquil y decidió culminar esos estudios, pero no tenía dinero. “Entonces se me prendió el foco y vino la idea de empezar a vender encebollado en el sector de la Floresta (sur)”, menciona y agrega que compró en el mercado con $ 20: yerbita, cebolla, tomate, yuca... después, se colocó en una esquina con su mesa y ollas, y desde ese momento se vio como emprendedor.

Luego, continuó con bollos y para entonces ya tenía una carreta y la felicidad de sustentar a su familia. A la par que realizaba esa actividad, estudiaba para ser ingeniero industrial. Las ventas iban creciendo de a poco.

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“Yo ya me había cambiado el chip de que necesitaba ser emprendedor. Y así empecé a vender encebollado, bollos en una esquina y con una carreta. Y ya tenía como sustentar a mi familia, cómo cubrir las necesidades. A la vez que me puse a estudiar y todo gracias al ingreso de la venta de los productos antes mencionados. Luego me extendí un poquito más, ya no vendía solamente encebollado sino guatita, cazuela y alquilé un local”, relata.

Estar en un local potenció esos ingresos y amplió su menú a arroz con menestra, secos de chivo, de pollo y más. “Conseguí unos chorizos artesanales que le puse de nombre ‘mandingo’, eso me lanzó a la fama”, señala Bolaños.

Y ya con esa popularidad, el hombre de 50 años necesitaba ponerle nombre a su picantería y pensó en ‘Bola’. “Estaba pensando en un nombre que pegara y como mi apellido es Bolaños y recordando que en Esmeraldas a las personas les cortamos el apellido y anteponemos el don, entonces quedó en don Bola. Y es algo que causa curiosidad y tiene su efecto. Aquí vienen a preguntar: ¿quién es don Bola? y se dan cuenta que no soy gordo (risas)”, dice Bolaños.

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El plátano con el que se preparan los productos es plantado y cosechado en su propia finca. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni

El emprendedor cuenta que su crecimiento ha sido progresivo, con los cuales logró adquirir sus bienes, pero siempre hay caídas como la pandemia COVID-19. “En la época de la pandemia no nos detuvo. Nos desconectamos un mes y medio, aproximadamente, y luego volvimos a trabajar y la gente nos apoyó”, recuerda.

Hasta después de que llegó su mayor logro: participar en la feria gastronómica Raíces en 2023. “Ha sido un una gran bendición que hemos tenido. La gente nos ha conocido. Les ha gustado el producto, le gustó la calidad del producto. Este logro de posicionarse en la mente de los clientes de cualquier clase social”, indica.

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Picantería Don Bola posee más de 20 platos como encebollado, bandera marinera, cebiches, filete de pescado, bolones, arroz con camarón, encocado de pescado, entre otros. Y los precios van desde los $ 2 hasta pasados los $ 10. Además, poseen su plato estrella que es bollo bola que tiene una combinación de siete mariscos (pescado, calamar, camarón, pulpo, concha, caracol de mar y cangrejo) y hace poco lanzaron el bolón tres dedos (con carne de cerdo, tipos de queso, camarón y otros).

El plátano, que es el producto principal para sus platillos, es plantado y cosechado en su propia finca. “Es de origen orgánico, nosotros elaboramos el fertilizante”, añade Bolaños.

“La sazón viene de Esmeraldas, viendo cocinar a mi mamita y desde ahí empezamos a dar nuestros primeros pasos en gastronomía. Y nos acostumbramos a la preparación de los platos propios del país”, señala Bolaños.

Otra de las satisfacciones de Bolaños es dar empleo y está orgulloso del equipo que tiene. De hecho, cada cierto tiempo aplica la técnica FODA (el cual determina las fortalezas, oportunidades, debilidades y sus amenazas del mismo). “Sabemos cómo saltar las barreras”, apunta.

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Picantería Don Bola se encuentra en el sur de Guayaquil y ya están preparando otro local en el norte, que se prevé abra las próximas semanas. “Quiero tener una cadena (de restaurantes) no solo en Guayaquil sino en otras ciudades. Esta es una expectativa que tenemos nosotros y con la inseguridad, pues, ya que un problema social, tenemos que saber vivir”, sostiene.

A pesar de esto, para Bolaños, el emprender es un compromiso. “Es una entrega del 100 %, en donde no haya excusas de que estoy cansado, me fatigué o no tengo dinero. Mientras tú tengas la idea, debes seguir, sea con un capital mínimo. Yo inicié con 20 dólares por ejemplo”, menciona.

Bolaños aconseja a los emprendedores no perder la brújula de sus sueños, “porque todos tienen una recompensa, pero hay un sacrificio, la perseverancia porque dice la palabra de Dios, que el que persevera, alcanza. Y como en Picantería Don Bola lo hemos hecho”, apunta el emprendedor. (I)