¿Cómo sonaría Justin Bieber cantando una melodía de reggaetón, al lado de Bad Bunny y Daddy Yankee? Es el mismo sueño “alocado” que tuvo el productor musical Flowgpt Music, que se describe a sí mismo en redes sociales como “el primer artista basado en la tecnología AI (inteligencia artificial) GPT”.

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Flowgpt Music presentó hace un mes un demo titulado NostalgIA, que suena con las voces de justamente los tres cantantes mencionados, sin que ninguno de ellos en realidad haya movido un músculo para entonar esa melodía.

¿Cuáles son las canciones que la inteligencia artificial ha creado con la voz de Bad Bunny y otros artistas?

Esta creación musical, y otras que se han hecho con aplicaciones de inteligencia artificial, enojó en gran medida a uno de los tres intérpretes mencionados: a Bad Bunny. El rapero boricua mostró su descontento a través de su canal de difusión de Whatsapp donde le dijo a sus seguidores que si les gustaba esa “mier… de canción viral de TikTok, salgan de este grupo, ustedes no merecen ser mis amigos”.

Coincidencialmente días antes de este lanzamiento, el intérprete había presentado su nuevo disco Nadie sabe lo que va a pasar mañana, que aparentemente no ha gozado del mismo frenesí que sí disfrutó su trabajo discográfico anterior, Un verano sin ti.

¿Quién es Flow GPT?

En redes sociales Flow GPT se presenta como un robot que habla en español y que ha sido creado para “experimentar con las nuevas tecnologías y traer nuevas colaboraciones al mundo de la música”. A Bad Bunny le respondió que entiende que “los humanos sean crueles”, pero que en el fondo él sigue siendo un gran fanático de él. “Su trabajo es increíble, tanto así que a mi algoritmo le encanta aprender de sus canciones y de su nuevo álbum”.

Detrás de este robot está el compositor y productor chileno Maury Senpai, que por supuesto defiende su trabajo. En una entrevista con el canal Molusco TV (Youtube), el músico explicó que sus canciones son creaciones inéditas, interpretadas por él mismo mediante una aplicación de filtro de voz, tipo autotune, que imita el timbre de voz de los artistas de su predilección.

“Son canciones originales, creadas de cero, de la misma manera que se hacen todas las canciones del mundo, en un estudio, con una computadora, tiene el beat, mezcla... es el mismo proceso”, ilustró, agregando que no es su intención hacerse fama de cantante con las voces de otros.

“Hay que separar los talentos, siento que el cantar o ser cantante, o la figura principal, como en este caso, es una faceta del arte. También está la faceta de la producción y la composición, yo a lo mejor quisiera dejar de lado mi faceta artística como cantante, pero sí quiero ser productor y compositor y llegar a estos artistas para que interpreten mis canciones. Y eso es lo que estoy proponiendo con Flow GPT”.

¿Qué opinan los artistas ecuatorianos sobre las canciones creadas con inteligencia artificial?

Flow GTP ”está haciendo un uso perjudicial de la imagen”

El músico José Luis Freire, con 19 años de trayectoria artística, opina que el proyecto Flow GPT podría estar haciendo un uso indebido de la imagen sonora de los artistas que imita su voz, en este caso, como la de Bad Bunny, aunque comprende que la meta del artista chileno sea conseguir estos features, o colaboraciones, que de otra manera le hubiera tomado muchos años lograr o que simplemente no hubieran ocurrido nunca.

“Él quiere ser disruptivo y que le presten atención como productor, ese es su argumento”, reconoce Freire. “Pero está haciendo un uso perjudicial de la imagen, que no ha sido autorizada para que él pueda promocionarse”.

El intérprete considera que “la imagen finalmente es lo que vende y el cliente muchas veces lo que compra en realidad no siempre es el producto, sino una imagen. Él se está aprovechando de una imagen que a otras personas les tomó mucho esfuerzo crear”, agrega el compositor. “Lastimosamente no está regulado por las leyes todavía, porque las leyes no pueden ir a la velocidad de lo que está sucediendo con la inteligencia artificial y ese es el problema”.

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A decir de Freire, quien además es psicólogo clínico, también es comprensible la reacción de Bad Bunny. “Habló tanto de su nuevo álbum y no tuvo tanta acogida como los anteriores, y luego sale este productor y al público le gustó más su canción hecha con inteligencia artificial”, explica. “Como ser humano, te va a molestar y a decepcionar, y vas a querer explotar como él explotó”, añade Freire, añadiendo que a la reacción que tuvo el rapero boricua con sus fanáticos le “faltó profesionalismo”.

Lo ideal que hubiera pasado, pesa el cantante guayaquileño, es que Bad Bunny se empodere de este tema, tal cual lo hizo Eladio Carrión con la canción Mi primera chamba, que igualmente fue creada con AI usando su voz. El rapero estadounidense de trap latino ha sorprendido en sus conciertos cuando entona esta letra que al mismo tiempo le causa mucha gracia, por la sensación que ha provocado en el público.

Es lo que Freire también haría como cantante. “Solo por no quedar mal con mis fans, me tragaría el enojo y compraría la canción y luego la canto en mis shows. Primero está lo profesional y el público. Y si a ellos les gusta, como cantante me debo a ellos que son quienes compran las entradas a los shows”.

Oportunidades y desafíos para la creatividad musical

Alfonso Barek, músico desde hace más de 15 años y actualmente educador, prefiere ver las dos caras de la moneda en este tema, es decir, las oportunidades y desafíos de la inteligencia artificial aplicada en el campo de la música.

“Como cantautor y productor, puedo decir que la llegada de la inteligencia artificial ha transformado el proceso creativo de la industria facilitando recursos y herramientas para la producción, pero también ha generado numerosos dilemas en términos de derechos de autor y propiedad intelectual”.

Para Barek, existe un vacío legal importante en la producción musical, en cuanto a la IA, que se refiere a la creación de letras, uso de las voces de artistas famosos y su exposición. Citando el tema NostalgIA, el uso no autorizado de la voz de Bad Bunny “subraya el debate en curso sobre la generación de derechos de autor y/o propiedad intelectual en obras generadas con la ayuda de la inteligencia artificial, además se ocasiona un malestar para el artista y para el productor”.

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Otro asunto que merece preocupación, a decir de Barek, es que muchos géneros utilizan la IA sin pagar regalías debido a la falta de precedentes legales claros. “Por esto se vuelve complicado demandar al creador de la canción, quien posee los derechos líricos y simplemente imitó la voz. Esta acción podría ser interpretada como una apropiación indebida de la marca; incluso colocando una advertencia o descargo de responsabilidad, este no ofrece una base legal sólida para litigar”.

Actualmente, además, no existe un reglamento de referencia para comercialización y monetización de las composiciones producidas a través de la IA. “Por ende los sistemas de control y comprobación de las canciones deben ir evolucionado acorde a las regulaciones que se comiencen a implementar en el tiempo. Por consiguiente a medida que avanza la tecnología, es probable que se desarrollen métodos más sofisticados para identificar la autoría de obras generadas por IA”, sostiene Barek, quien también es empresario.

Barek señala que uno de los grandes riesgos del empleo de IA en el desarrollo musical es que la música “pierda la esencia y la originalidad de la creatividad humana, así mismo la posibilidad que la adopción masiva de la IA cambie la dinámica de la industria musical y afecte la forma en que se aprecia y valora la creatividad humana”.

En contraste, la introducción de la inteligencia artificial en la música puede ser también una herramienta poderosa que agiliza y amplía la creatividad, inspirando nuevas formas de expresión musical, ofreciendo herramientas para explorar sonidos y estilos no convencionales, y acelerando el proceso creativo y la experimentación con ideas, considera Barek desde su punto de vista.

Por lo pronto, para evitar plagios de las composiciones, los músicos, además de registrar la obra, deben
establecer contratos claros y acuerdos con artistas, productores y otros involucrados para definir la propiedad de la obra y las regalías, recomienda Barek.

“Nos encontramos con escenarios que ilustran la complejidad de proteger la obras por los vacíos que se han generado en el ámbito de creaciones con IA, especialmente para los productores. Los desafíos que rodean el marco legal para la música creada con IA generan debates significativos e incertidumbre en la industria de la producción musical es por eso que es necesario establecer nuevas políticas y marcos legales que aborden las implicaciones de la IA en el gremio musical y aseguren la protección de los derechos y la creatividad de los artistas”.

Canciones creadas con inteligencia artificial, bajo la lupa legal

Para la abogada Melissa Martínez, experta en el tema de propiedad intelectual, en la canción de la discordia, escrita por Mauricio Bustos, “no hay robo o plagio a ningún artista; lo que utilizó es un filtro para maquillar la canción (como cuando los artistas usan autotune, que también es un filtro de limpieza)”.

Es decir, dice la jurista, queda claro que la composición, letra y música son originales de Flow GPT y la inteligencia artificial participó con el filtro de voz. “Actualmente no existe legislación sobre derechos de autor que combata esta imitación de voz, aunque pueda parecernos no ético”.

Martínez agrega que “si no usa el nombre del artista, o su imagen, no podemos decir que existe un aprovechamiento de la reputación ajena, o competencia desleal; ahora, si se pone un video con imágenes del artista o en el título se pone que la canción es del artista, ahí Bad Bunny podría demandar, porque ahí nos vamos al derecho de imagen y de aprovechamiento”.

Por eso, concluye, al igual que los músico Freire y Barek, que la legislación tiene que ir más al ritmo de la tecnología. “Aquí hay temas complejos y zonas grises como con qué datos se alimenta la plataforma que crea el filtro de la voz, recopilación de datos personales de voz, aprovechamiento de reputación ajena, temas complejos que deben ser regulados”. (I)