En un momento cuando el mundo se encuentra debatiendo aún sus reglas de convivencia e interacción con la inteligencia artificial (IA), el cineasta Gareth Edwards apuesta por mirar hacia los futuros efectos de esta tecnología en la cinta The Creator, aunque no necesariamente se pone de parte de su raza: él se pone de parte del amor.

“Aquí estamos usando a la inteligencia artificial como una especie de metáfora para personas que son diferentes a ti mismo”, comentó el director de Rogue One (2016) en una conferencia de prensa virtual en la que participó este Diario días atrás.

Aunque él personalmente está convencido de que —al igual como ocurrió con otros avances tecnológicos— la inteligencia artificial terminará siendo a largo plazo una ventaja para la humanidad (aunque aún deba enfrentarse a críticas en los próximos años), Edwards despliega en su producción un mundo donde los seres humanos han decidido que la IA es su próximo y definitivo enemigo.

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Al igual que en otros conflictos armados, el Ejército se presenta como una tropa heroica capaz de recorrer el mundo entero para lograr su misión. “Todos piensan que los neandertales eran inferiores, pero fueron muy inteligentes, crearon arte; pero luego se encontraron con una especie más vil y cruel: nosotros (los Homo sapiens)”, sentencia el personaje de la coronel Allison Janney (Howell), como su justificación para continuar en la batalla por ser la especie que prevalece sobre la otra.

Conferencia de prensa con el director Gareth Edwards (a la izquierda).

El momento de esta película es surrealista. Aunque hemos estado desarrollando esta película durante años, se estrena en un momento fascinante en el que nuestro mundo está luchando con muchos de los problemas y preguntas que queríamos abordar con la película: qué significa ser humano, si la IA puede ser consciente, cuestiones del bien y del mal entre la IA y las personas. Realmente creo que lo mejor que logra la ciencia ficción es explorar estas preguntas”, comentó.

En la cinta, John David Washington es Joshua, el humano a quien la guerra le permite descubrir lo mejor de sí mismo, aunque dependerá de él qué camino elegir.

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“Joshua tiene esta relación muy interesante y compleja con su conciencia y sus creencias. La película explora cómo el amor puede determinar lo que crees correcto o incorrecto, tus razones para querer estar vivo y si estás cumpliendo algún propósito en la vida”.

John David Washington. © 2023 20th Century Studios. All Rights Reserved.

“La empatía podría marcar la diferencia entre vivir y tener un holocausto nuclear. Creo que la empatía es lo que nos hace humanos, y cada personaje de esta película toma una decisión, ya sea impulsado por ese sentimiento o por la autoconservación, y afectan todo lo demás en la historia”, agregó.

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Junto con Washington, la revelación infantil es Madeleine Yuna Voyles, la pequeña protagonista de 6 años de edad.

Madeleine Yuna Voyles es Alphie. Foto: 20th Century Studios

“Recibimos cintas de cientos y cientos y cientos de niños en todo el mundo”, explicó Edwards. “La primera persona en audición fue Maddie, y ella entró y estuvo fantástica. Me dieron ganas de llorar. Y después de que ella dejó la habitación, yo solo miré a mi asistente y ambos dijimos: ‘Es ella’”.

¿Podrá la aparente fragilidad de Alfie despertar la empatía de Joshua cuando accidentalmente se convierta en su único amigo?

John David Washington (Joshua) y Madeleine Yuna Voyles (Alphie).

“Aquí tenemos un protagonista que emprende un viaje a través de una zona de guerra futurística y que comienza a cuestionarse sobre aquello que cosideraba una verdad. Como sociedad, vamos en ese viaje ahora sobre la IA, nos guste o no”, reflexionó Edwards. “¿Es real? ¿Es realmente una persona con quien estamos hablando? Mientras la película plantea muchas preguntas, en esencia es también una fábula”.

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