Shi Li Xiang está en la calle Las Monjas. Es un restaurante chino especializado en hot pot. Este es más que un plato: es una forma de cocción, un concepto de compartir la mesa, que en China se conoce como huoguo, palabra que significa ‘pote’.

Es el equivalente al fondue de la cocina oriental, pero mucho más variado, puesto que sus caldos tienen múltiples variantes, con fondos muy concentrados de cerdo, pollo, res, tomate, chile, con y sin espacias, algunos de los cuales pueden ser muy picantes.

Estos se sirven en el centro de la mesa, en potes, junto con una variedad grande de proteínas cortadas en finas lascas: panceta, lomo de res, cerdo, camarones, escalopes, calamar, junto con fideos y diversos vegetales: nabo, col, lechugas, tubérculos, etc.

Este restaurante tiene en algunas de sus mesas, incorporados, modernos potes en el centro.

Así, el comensal escoge, dentro de una gran gama de opciones que la carta le permite, hacer sus propias combinaciones, cocinarlas y, luego, comerlas con una docena de tipos de salsas posibles, algunas con ajo, tofu, perejil, cebollines, vinagre, soya, aceite de ajonjolí, etc.

Los meseros y las anfitrionas son muy gentiles y se acercan para ayudar y sugerir cómo construir o mezclar las salsas, e indicar la mejor forma de comer y cocinar los vegetales, proteínas y demás ingredientes del hot pot.

Existen registros históricos sobre su uso hace al menos 1.200 años, calentando los potes, en aquella época, con carbón. Por lo tanto, el comensal se enfrenta a una receta y tradición milenaria de la cocina china.

Hay una excelente variante japonesa del hot pot, que nació muchísimo después, en el siglo pasado, llamada shabu shabu. La forma y técnica son muy similares. Con este último también se usa caldo, pero se incorpora langosta, cangrejo o mariscos, y se utilizan los cortes más finos de res o de buey.

Esta comida es divertida y excitante, excelente para compartir con amigos o con la familia ampliada. La ambientación del local es muy moderna, con varios reservados, muy típico en los restaurantes chinos. Más allá de la carta de hot pots, el restaurante tiene un menú extenso, con preparaciones tradicionales chinas.

Pedimos un plato de cerdo con piña, muy típico de esta cocina, con muchas especias. No nos sorprendió. Tampoco recomiendo los wantanes, de los menos apetitosos que he probado, poco delicados y sin carácter.

Algunos de sus din dungs son buenos y generosos.

En nuestra visita, lo novedoso y lo que generó valor a la cena fue el hot pot, distinto de lo que usted puede encontrar en cualquier restaurante chino de la ciudad. A nuestro juicio, meritorio, ya que esta es la gastronomía más rica y variada del mundo; y, pese a haber muchos restaurantes dedicados a dicha cocina, son pocos los que se atreven a salir de la zona de confort y probar algo distinto, de lo mucho que esta cocina tiene por enseñarnos. Vale la pena probarlo. (O)