En los últimos catorce días de estado de excepción y conflicto armado interno, Daniel Noboa Azín ha posicionado su discurso de una “guerra contra el terrorismo” y las explicaciones de su denominado Plan Fénix a la prensa internacional, pero se ha “descuidado” la comunicación al entorno nacional.
“Esa fue una decisión… más bien, mía. Porque lo que vivió el Ecuador… la toma del canal 10 (TC Televisión), concitó una atención internacional que recorrió el mundo. Fue traumático y vimos la necesidad de que el presidente esté en las grandes cadenas internacionales. Son mucho más claros en decir que a la única persona que quieren entrevistar es al presidente de la República. Y de las que he podido contar ha tenido, al menos, 20 adicionales (entrevistas)”, decía el secretario de Comunicación de la Presidencia de la República, Roberto Izurieta, en una entrevista en radio Sucesos, el jueves pasado.
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Si bien la estrategia de comunicación es “positiva” para no espantar el turismo y la inversión extranjera por los actos violentos del crimen organizado, analistas consultados consideran que es también importante que las explicaciones de lo que está pasando y las acciones gubernamentales se dirijan a los ecuatorianos.
“Se está dando una suerte de doble dimensión: a nivel internacional, la figura del presidente está mucho más presente, trata de justificar las razones para adoptar ciertas medidas; y a nivel local, esta línea comunicacional la delega a otros funcionarios o a las Fuerzas Armadas”, refiere el académico Christian Masapanta.
En los primeros 47 días de gestión de Noboa, varios hechos convulsionaron al país. El caso Metástasis, que develó la infiltración del narcotráfico en la Función Judicial. El 7 de enero, Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder de Los Choneros, un grupo de delincuencia organizada (GDO), huyó de la cárcel.
Entre motines en las cárceles y atentados a la población se fugó también Colón Pico Suárez, líder del GDO Los Lobos, a quien se busca por intimidación, por las sospechas de que estaba planeando un atentado contra la fiscal general del Estado, Diana Salazar.
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Se decretó estado de excepción, que Noboa lo confirmó en un video en redes sociales.
El 9 de enero, una docena de sujetos encapuchados portando armas y explosivos sometió a los trabajadores y comunicadores de la cadena TC Televisión en su programación en vivo.
Mensaje a la Nación:
— Presidencia Ecuador 🇪🇨 (@Presidencia_Ec) January 10, 2024
Los grupos mencionados en el decreto se han convertido en un Objetivo Militar. pic.twitter.com/HuUS7A1tkP
El acontecimiento fue noticia internacional, incluso en países del Asia. Noboa decretó conflicto armado interno y reconoció a 22 GDO como terroristas y, por tanto, objetivos militares.
El comandante de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, en un mensaje en cadena nacional informó cuál era la disposición junto a ministros y el comandante de la Policía, César Zapata.
A la mañana siguiente, Noboa apareció en radio Canela, en un programa del exalcalde de Quito y político Jorge Yunda, caracterizado por hacer bromas.
De forma virtual, atendió a radio FM Mundo, en su noticiero del mediodía. Desde entonces, la prensa ecuatoriana recoge sus declaraciones dadas a la BBC, Univisión, CNN, Telemundo.
Este 19 de enero, deportados de Argentina, llegaron a Guayaquil la esposa e hijos del prófugo alias Fito. El Gobierno no tuvo un pronunciamiento oficial de la operación o de la situación migratoria de los ciudadanos.
Noboa atendía entrevistas en las estaciones La FM y W Radio, ambas de Colombia.
Quizás la estrategia sea buscar apoyo internacional para contrarrestar la imagen negativa del Ecuador, lo que es positivo, dice el catedrático y analista político Simón Pachano.
Desde la campaña electoral para llegar a Carondelet, Noboa optó por las redes sociales para difundir sus acciones con discursos breves e informales; y, aunque es una herramienta, no debería limitarse a eso.
“Se le está quitando la seriedad a la propia declaración de guerra interna. Es como que sintió el impacto de lo que pasó el día de la toma violenta de TC Televisión, entró el pánico y, después, ya pasó… No hay la conciencia de que esta guerra durará largo tiempo, lo que hace necesario tener una clara política de comunicación y que la tome con seriedad”, añade Pachano.
Al parecer, el Gobierno no tiene equipo, no hay quién le piense políticamente. La comunicación es un instrumento, no es un fin o estrategia en sí mismo. Pero obedece a una estrategia política. Por ejemplo, manda a la Asamblea proyectos de ley y los deja ahí. No se tratan así las cosas. Hay que buscar un apoyo ciudadano, incluso tomando en cuenta que es un Gobierno débil.
Simón Pachano, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)
La información debería ser dinámica, frecuente y tocar temas medulares, como la ley económica urgente para elevar en tres puntos el impuesto al valor agregado (IVA). “Pero no hay ninguna explicación clara. Las explicaciones vienen del lado de los especialistas y otros ministros”.
“Falta tener un motivante para llamar a la unidad. No hay una comunicación política, y el vocero ha sido el secretario de Comunicación. Se trata el tema como que la ciudadanía no juega nada en esto y ‘Esto es una negociación del Gobierno con la Asamblea’; no es así. No hay una clara explicación de qué impacto tendría esta medida para la gente”, critica Pachano.
Pablo Escandón, académico y analista político, cree que la información que va hacia afuera no tiene un propósito incorrecto, pues convoca a adhesiones diplomáticas, Gobiernos que puedan ayudar a combatir el conflicto y también que los países estén alertas de las posibles fugas de delincuentes hacia sus fronteras.
Aunque “se ha dejado un poco de lado el informar a la población lo que se está haciendo, y eso está generando dudas. Por ejemplo, mucha gente está pensando que lo que pasó con TC Televisión fue un ‘acto montado’. Así que no hay que dejar que todo fluya, como que fuera un hecho cotidiano, ordinario; no funciona así. Hay que informar qué pasó y qué se está haciendo”, subraya.
No aclarar el motivo de las decisiones o medidas económicas, como incrementar el IVA, abre el riesgo a las “teorías de conspiración”.
“No se trata de decir: ‘Estamos en guerra y necesitamos recursos para financiarla’. Debió haber una buena forma de comunicación para explicar lo que quiere hacer. No todos lo entienden lógicamente. Esto puede ser algo que no sabemos cuándo va a terminar, y este financiamiento debe preverse hasta cierto límite. No puede seguir una lógica de ‘Hasta que acabemos’. ¿Y cuándo vamos a acabar? Eso no sabemos».
Las redes sociales son buenas herramientas, pero no son suficientes. Debe incluirse a todos los medios de comunicación y posicionar un mensaje de unidad, de lucha contra la delincuencia, contra la corrupción. Crear conciencia de que estos temas afectan a todos, porque hoy fue tal persona y mañana puedes ser tú. Se requiere generar una lógica de conciencia, pero no se ha hecho eso.
Pablo Escandón, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Esta “guerra al narcoterrorismo” declarada por el Ejecutivo no tiene fecha de caducidad o alternativas para negociar la pacificación, pues no son enemigos políticos.
En los años 90, Ecuador peleó en la guerra del Cenepa por la defensa de los territorios frente al Perú.
El jefe de Estado era Sixto Durán Ballén (+), quien un 30 de enero de 1995 fomentó la unidad nacional con la histórica frase “Ni un paso atrás”, que la pronunció en el balcón del palacio de Gobierno, en Quito, ante una multitud que lo esperaba en la plaza Grande.
Son dos momentos históricos distintos, pero “ese ‘Ni un paso atrás’ no estuvo abanderado de un partido político o una visión partidista. Eran ‘los otros’, el enemigo era externo. Ahora, encontramos facciones que echan culpas a ciertos partidos y movimientos de ser infiltrados. No sabemos quién es el otro, quiénes están dentro de… quiénes trabajan para… quiénes son afines a… No sabemos ‘quiénes están embarrados y quiénes están untados’», dice Escandón, aludiendo a un refrán.
En una situación crítica, el mensaje de la primera autoridad debe ser el del llamado a la tranquilidad, añade Christian Masapanta.
La comunicación al exterior deja ver “la imagen de un presidente dispuesto a ponerse al frente de la seguridad y no ceder ante estos grupos. Genera un impacto positivo, sí, porque se pone al frente de un problema y trata de combatirlo desde la institucionalidad, de la constitucionalidad”.
Ha decidido transmitir la información, no de manera directa, sino a través de voceros como las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, la propia Fiscalía, que transmite qué es lo que se está haciendo. Ha habido austeridad en el manejo de la información hacia el interior del país. Ha sido selectivo al acudir a ciertos medios a explicar la operatividad de las medidas
Christian Masapanta, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar
No obstante, se deja un “vaciamiento del discurso porque se lanzan mensajes abstractos, como ‘Se acabó el tiempo de los gobiernos tibios’, lo que denota una tendencia o mensajes más políticos que técnicos”.
“Anuncia que se va a construir una cárcel en la Amazonía y surgen las voces de protesta porque no se explicó por qué ahí. Este vaciamiento podría generar un problema posterior de legitimidad. Hay críticas a su Plan Fénix, que se lanza discursivamente la idea, pero no se dice en qué consiste, y genera desconfianza. Ejemplo: se decía que estaba activado el Plan Fénix y a los pocos días se escapa Adolfo Macías de la cárcel y no había comunicación oficial que diga qué pasó”, recordó Masapanta.
Una probabilidad sería que el mandatario esté evitando “desgastar su figura” políticamente para lo que serán las presidenciales del 2025, deja entrever el analista. (I)