Los audios y las transcripciones que forman parte del caso Las Torres muestran que se barajaron tres rutas para conducir los sobornos que, según las investigaciones judiciales, serían para José Agusto Briones, quien fungía como secretario de la Presidencia de la República.

En esas grabaciones aparecen el empresario ecuatoriano José De la Paz y el entonces asesor de Petroecuador, Raúl De la Torre, planificando coimas que servirían para que la estatal petrolera agilizara unos pagos pendientes a favor de NoLimit C. A., donde De la Paz es socio. Esta compañía acumuló contratos por $ 121,7 millones de Petroecuador, entre 2012 y 2016.

José De la Paz grabó esos diálogos por un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, pues el empresario estaba siendo procesado precisamente porque ya había sobornado a funcionarios de Petroecuador y decidió colaborar con las investigaciones. Ahora, esos archivos y más documentos están en poder de la Fiscalía ecuatoriana.

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El empresario y De la Torre idearon tres rutas para conducir las coimas que supuestamente irían a José Agusto. La más directa era una cuenta bancaria de la empresa costarricense Tyrion S. A. Las investigaciones muestran que un hermano de José Agusto, Adolfo Agusto, compró esa compañía en febrero de 2019 y semanas después tramitó la apertura de una cuenta bancaria a nombre de esa sociedad en el Biscayne Bank, de Miami.

En el expediente judicial consta que ambas operaciones, la compra de la compañía y el trámite de la cuenta, se realizaron bajo la supervisión del estudio jurídico quiteño Vivanco & Vivanco. Fue el socio principal de este bufete Clemente Vivanco Salvador, quien puso en contacto a Adolfo Agusto con una representante de ese banco, a través de correo electrónico, y luego le ayudó a completar los requisitos.

Clemente Vivanco señaló a EL UNIVERSO que no recuerda esos correos, que no ha tenido relación con Tyrion y que no ha dado servicios profesionales a Adolfo Agusto. “Hemos revisado todos los archivos. Él nunca ha sido cliente ni mío personal ni de la firma”, señaló.

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Tyrion S. A. está domiciliada en Escazú, una exclusiva zona residencial de San José. Fue constituida en 2011. Información de esta empresa constaba en los papeles de Panamá. Ahí se registra que Tyrion fue parte de la estructura societaria del Grupo TV Cable, al menos hasta 2014. Luego de ese año, los papeles de Panamá ya no tienen información sobre esa compañía.

Documentos financieros muestran que, para inicios de 2019, una de las beneficiarias de Tyrion era una abogada del estudio jurídico quiteño Vivanco & Vivanco. Ella y otra socia traspasaron la empresa a Adolfo Agusto, pero las acciones no se pusieron directamente a nombre de él, sino a título de un fideicomiso donde Agusto es beneficiario, el Greyrock Trust, cuyo domicilio aún se desconoce. Este dato se incluyó en un formulario que sirvió para tramitar la cuenta en el Biscayne Bank, documento que fue recabado por las autoridades judiciales estadounidenses.

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Hasta la actualidad, dos empleadas del Grupo Vivanco -Isabel Charry Parra y Blanca Muñoz Gómez- aún permanecen como miembros de la Junta Directiva de Tyrion, según el Registro Nacional de Costa Rica, al que este Diario tuvo acceso.

En las conversaciones que grabó José De la Paz no existe ninguna mención directa a Tyrion, pero Raúl De la Torre constantemente se refiere a una compañía costarricense que está en un fideicomiso perteneciente a Adolfo Agusto, con cuenta en el Biscayne Bank, para que el empresario transfiera ahí parte del soborno, $ 1 millón, que iría dirigido al secretario de la Presidencia.

En una llamada telefónica De la Torre dice: “Es una empresa que se dedica a la consultoría... Está en Costa Rica, en San José, en fideicomiso. Como vos sabes que está en un fideicomiso no van a salir los nombres de las personas a las que se está transfiriendo”. Y luego agrega: “Te estoy diciendo que eso está a nombre del hermano. Se llama Adolfo Agusto”.

La fiscal general, Diana Salazar, no duda de que esa empresa sea Tyrion. Así lo aseveró en la audiencia donde formuló cargos contra los hermanos Agusto Briones, quienes ahora comparten cárcel. Su sustento son las dos asistencias penales que el Departamento de Justicia de Estados Unidos le ha entregado hasta el momento.

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José Agusto negó haber exigido sobornos en su versión ante la Fiscalía. Aclaró que dentro de sus funciones como secretario de la Presidencia no estaba el tramitar pagos a contratistas.

Por su parte, Adolfo Agusto testificó que no recordaba a la empresa Tyrion y que solo poseía una empresa, la constructora ecuatoriana Adokasa S. A. Esta compañía participa del Fideicomiso Adokasa, que mantiene una deuda con el Instituto de Seguridad Social de la Policía Nacional (Isspol) por $ 597.000. Estas inversiones del Isspol han sido observadas por las autoridades de control.

‘La tercera máxima autoridad del país’

Tyrion no fue la primera opción que planteó Raúl De la Torre para que José De la Paz envíe las supuestas coimas a José Agusto. Antes, le había dado una cuenta en el BBP Bank, de Panamá, a nombre de la empresa ecuatoriana Fraxianer S. A. En la asistencia de Estados Unidos hay la foto de un chat en el que De la Torre envía los detalles de esa cuenta.

Por esa evidencia, la Fiscalía ecuatoriana detuvo al accionista principal de Fraxianer, Andrés Luque Cervantes, quien ahora guarda prisión preventiva por este caso.

Fraxianer se dedica al diseño de programas informáticos, según los registros del Servicio de Rentas Internas. Está domiciliada en Guayaquil y como representante legal figura Néstor Medina Medina, un carpintero de 75 años.

En las transcripciones se revela cómo José De la Paz dio largas para concretar la transferencia a Fraxianer. Le decía a Raúl De la Torre que la transferencia ya fue realizada, pero que los ejecutivos bancarios la estaban revisando. “Acuérdate que Panamá está considerado también un paraíso offshore”, se justificaba.

De la Torre pensó que no había confianza y varias veces le aclaró al empresario que no toparía ese dinero.

Al final, De la Paz le avisó que la transacción no se había podido concretar. Entonces apareció la idea de la empresa costarricense. El nuevo plan era depositar $ 1 millón en la cuenta de esa compañía y $ 500.000 en una cuenta del Wells Fargo en Estados Unidos, a favor de Ángelo Rodríguez López, a quien De la Torre presentaba como hombre de confianza de los hermanos Agusto Briones.

Ángelo Rodríguez es dueño de varias compañías ecuatorianas que han obtenido contratos de Petroecuador por un total de $ 32,2 millones. Su socia en esas empresas es su madre, Giomara López Vallejo, que también está siendo procesada en el caso Las Torres.

A pesar del nuevo acuerdo para agilizar los sobornos, las excusas de De la Paz continuaron. Las llamadas y reuniones grabadas se dieron en dos semanas, entre el 28 de mayo y el 12 de junio de 2019, y en ellas se puede ver cómo la tensión de De la Torre fue ebullendo porque los pagos no se cumplían.

Este le decía que recibía presiones de José Agusto, quien supuestamente estaba disgustado y había puesto plazos: “No estoy hablando con el conserje de la Presidencia, huevón; estoy hablado, puta, en papeles, con la tercera máxima autoridad del país”, increpó.

‘Esto es extorsión’

El último encuentro, que fue filmado por José De la Paz, lo tuvieron en Miami. Ahí, Raúl De la Torre se jugó su última carta. Reunió a Ángelo Rodríguez con De la Paz y el financiero personal de este, un hombre llamado Mariano. A más de transcribir la conversación, los agentes policiales hicieron capturas de pantalla donde se ve a los participantes.

El diálogo fue muy tenso, de acuerdo con las transcripciones que constan en el expediente judicial. De la Paz empezó con un reclamo, pues el día anterior había recibido la captura de pantalla con un mensaje que supuestamente José Agusto le había enviado a De la Torre. El texto decía: “Estimado Raúl, espero que el día de mañana cumplan ya que no quiero actuar de una manera inapropiada, a la que aquellos (en referencia a De la Paz) se han hecho acreedora por su falta de palabra”.

De la Paz reaccionó: “¡¿Qué va a pasar si hoy día no le transfiero los millón y medio?! Va a actuar de manera inapropiada. Esto es extorsión y así lo voy a tomar, y no voy a permitir amenazas”. Así quedó registrado en las grabaciones.

Al final, los ánimos se relajaron aunque las diferencias de fondo se mantenían. De la Torre y Rodríguez tenían la misión de obtener el dinero en esa reunión. De la Paz y Mariano, de dar más largas.

“Yo a José Agusto no lo conozco”, aclaró De la Paz en medio de la discusión. “Él entra en este tema por Pablo Flores (el entonces gerente de Petroecuador), que quería la plata cash y yo no lo iba a hacer. Ahora estoy en un problema porque necesito pagar un millón y medio que tenemos en la cuenta que Mariano lo maneja”.

El financiero recomendó una nueva vía, la tercera, para realizar la transacción. El dinero se transferiría simulando la venta de una propiedad en Puerto Rico. Explicó que eso sería fácil pues esos registros en ese país no están digitalizados como en Estados Unidos. “Allá es a la antigua: en la oficina, con papeles, una libreta. Una cosa espectacular”.

Rodríguez se retiró unos minutos de la reunión diciendo que consultaría a los Agusto si aceptaban o no la propuesta. En las transcripciones no queda claro si hablaría con José o con Adolfo. Cuando se reincorporó, la respuesta fue que Rodríguez firmaría el contrato de compraventa del inmueble por $ 1 millón, solo si recibía ese mismo día los $ 500.000 restantes en su cuenta.

El acuerdo final fue que depositarían $ 200.000 antes de la firma del contrato, siempre según las transcripciones.

Esta reunión se dio el 12 de junio de 2019. Dos días después, Raúl De la Torre fue capturado en el aeropuerto de Miami con $ 250.000 en efectivo que no pudo justificar, según el expediente judicial de Estados Unidos. Rodríguez fue testigo de esta detención.

En su versión ante la Fiscalía ecuatoriana dijo que no conocía a los hermanos Agusto, pero sí a De la Torre porque era asesor de Petroecuador. Indicó que viajó a Estados Unidos en junio de 2019 con su hermana y que al regreso, de casualidad, se topó con De La Torre en el aeropuerto.

Contó que, antes de ingresar al avión, un agente del FBI le abordó y le revisó para ver si no traía grandes sumas en efectivo. Como no encontró nada, pudo seguir. Luego, concluyó Rodríguez, la aeromoza preguntaba por De la Torre, pues él ya no se subió al avión. (I)