Los hermanos Guillermo y Enrique de Inglaterra, a quienes todos suponen enfrentados, se reunirán para una conversación privada este jueves, después de la ceremonia para desvelar la estatua de su madre, la princesa Diana de Gales.

Los dos pasarán tiempo juntos por primera vez desde el funeral del príncipe Felipe, su abuelo, el pasado abril.

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El distanciamiento entre los hermanos se atribuye a que el hermano menor, Enrique, describiera su relación como ‘espaciada’ en televisión pública estadounidense, y dijera que Guillermo está ‘atrapado’ en el negocio familiar.

Pero los hermanos, parece, dejarán toda diferencia a un lado este jueves, con motivo de la escultura, que se presentará en el día en que Diana hubiese cumplido 60 años. Está diseñada por Ian Rank-Broadley, y el periódico The Mirror afirma que la efigie captura la imagen de la princesa en su juventud, pues ella murió cuando tenía apenas 36 años.

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El evento tuvo que reducirse de algo pensado para 100 personas a una ceremonia privada a la que no asistirán las esposas de los príncipes.

El Daily Telegraph, por su parte, augura que los príncipes podrán su mejor actitud para el evento, tal como hicieron en el funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo. Ambos estuvieron involucrados en el diseño de la estatua, supervisando los detalles.

El historiador Robert Lacey opina que el duque de Sussex, el hermano menor, ha cometido algunos errores en sus críticas a la familia real. Pero que ahora Enrique está nostálgico, contactándose con sus amistades en UK, desde que las declaraciones sobre su padre, el príncipe Carlos, fueran mal recibidas.

Añadió: “Harry ha estado diciendo a sus amigos que quisiera reconciliarse”. (E)