Cuando los equipos de Racing, Independiente y Arsenal juegan en Argentina, uno de los protagonistas infaltables, en los exteriores, son los puestos de comida al paso. Un piqueo típico porteño: chorizo, pan y chimichurri, ingredientes que para muchos pueden ser sencillos o comunes, fueron la carta de presentación del avellanedense Rubén Batalla, dueño de una parrilla ambulante de choripanes, para ser considerado como uno de los personajes del episodio sobre la comida callejera para la serie documental Street Food Latinoamérica de Netflix.

“Yo hago recorrido por los estadios y ellos (los productores) recorrieron los estadios más grandes acá de Argentina. Se me había acercado una persona sin saber quién era y probó lo que estaba haciendo en ese momento y le gustó. Me hizo dos preguntas, me dijo que era de Netflix, y yo no le había creído para nada”, relata sobre el acercamiento del equipo responsable de la serie.

Batalla, de 48 años, cuenta que “a las dos semanas vino de vuelta, y me comenzaron a hacer preguntas sobre lo que era la tradición argentina y yo siempre hacía hincapié al asado y también les dije que el choripán es el que está al alcance de todos”, indica sobre este encuentro que se dio a mediados del año pasado.

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En medio de una manifestación política, se volvió a encontrar con los productores, aún incrédulo, y lo volvieron a citar para grabar. “Fui a tal horario, había cuatro americanos y dos argentinos, me preguntaron sobre mi vida y en medio de las grabaciones ahí surgió la frase con la que me identifico: soy el chef del choripán”, admite Batalla.

Su emprendimiento

La crisis económica lo movió a reinventarse luego de perder su empleo para seguir manteniendo a su familia. “Un día como vivo a seis siete cuadras de la cancha vi salir a un montón de gente y esos días en los que uno tiene la cabeza nublada, está bloqueado y no sabe qué hacer, me fui a caminar. Vi que había un montón de puestos, vi que la gente compraba y me dije: ¿por qué no?”, recuerda Batalla.

Al inicio, confiesa, se sentía avergonzado. Los primeros días las ventas fueron nulas. “No vendí nada, tenía una desilusión terrible, la comida la regalé. De ahí decidí ir a la cancha de Independiente, el próximo sábado. Me quedé, vendí más o menos, vine contento, recuperé la plata. En la semana hubo una manifestación y empecé a organizarme y estaba adelante de todos, en medio de todo, con mi puesto ambulante, no sabía para dónde irme y eso que me regresaba a mi casa”, cuenta sobre una de sus anécdotas con su puesto, al inicio de su actividad.

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Pensando en su futuro

Actualmente se está capacitando para convertirse en chef, estudios que había pausado años atrás. En su futuro, dice, piensa armar un carro de comida o food truck, pero quiere conseguir todos los permisos para trabajar tranquilo. “Desde el documental tengo muchos buenos comentarios sobre lo que he venido haciendo con la venta del choripán, incluso le estuvo indicando a una chica por Zoom para que ella pueda ponerse su propio puesto”, relata Batalla a este Diario.

Las tortillas de papa rellenas, de Las Chicas de la 3 y la fugazzeta rellena, de La Mezetta, otros de los platos o comidas callejeras tradicionales argentinas no son desconocidas para Batalla. También las ha probado y también conoce a quienes están detrás de estas emblemáticas preparaciones.

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“Me sentí bastante orgulloso por participar en la serie, muy contento, hasta me da vergüenza que me saludan por la serie, hace poquito salí en un diario de mi localidad, y así. Y aún no lo creo”, añade.

Secreto del choripán

Para sus choripanes, cuenta, él emplea el chorizo de cerdo. “Normalmente los chorizos de carne tienen muchos conservantes, esto es más sobre el gusto. Uso el pan más crocante y fundamentalmente para mí la base está en la salsa. La técnica es el chimichurri. Hay cinco a seis formas de prepararlas. El sabor no es el mismo en todos. Hay muchas personas que le ponen kétchup y mayonesa, pero se lo come solo con la salsa criolla”, sostiene. (I)