El portal China Files, el 28 de octubre de 2014, publicó el artículo “China y su guerra contra las motos”, en el que compara el uso de las motos en China y Latinoamérica. China optó por medidas drásticas y tuvo excelentes resultados.

“El congestionado tráfico de las principales ciudades latinoamericanas ha convertido a la motocicleta en una alternativa de transporte cada vez más visible en sus calles. Más rápidos y más económicos que un carro, estos vehículos se han vuelto atractivos para las clases populares latinoamericanas que, además, consideran pasar de usar el transporte público a adquirir una moto como un ascenso social.

El caso de Guangzhou es ilustrativo. En 1997 se estimaba que en la ciudad había alrededor de 800.000 motocicletas de las cuales una gran parte estaba sin registrar y no eran solo un problema para el tránsito, sino también para la seguridad de la ciudad. Bandas criminales aterrorizaban a los ciudadanos usando motocicletas para raptarles sus pertenencias y agredirlos con piedras o cuchillos si se resistían.

Después de años de medidas infructuosas, finalmente en 2004 el gobierno local optó por una estrategia que combinaba restricciones a la circulación en ciertas áreas, inversión en transporte público y chatarrización de motos con más de 10 años de antigüedad. Durante los tres siguientes años se fue endureciendo la medida, hasta que el 1 de enero de 2007 se prohibió completamente la circulación de motocicletas en el área urbana.

Muchas motocicletas fueron reemplazadas por motos eléctricas o e-bikes, la menor velocidad de estas reduce sustancialmente su posibilidad de ser parte de accidentes mortales y de ser utilizadas por delincuentes. Aunque en su momento la medida generó resistencia, hoy hay un amplio consenso de que la ciudad mejoró. Incluso, Jeremy Hamilton, representante de la asociación de motociclistas China Motor Rider, reconoce que “en China muchos conductores tienen licencias falsas y frecuentemente causan accidentes. Por lo tanto, restringir la circulación de motos en ciertas áreas de las ciudades ha contribuido a mejorar las condiciones del tránsito”.

Los chinos hicieron un diagnóstico del problema y adoptaron las medidas que consideraron aptas para su contexto, las ciudades latinoamericanas que tienen este problema deberían hacer lo mismo.

En conclusión, herramientas hay muchas. Lo único que no puede seguir sucediendo es que los gobiernos de las ciudades en América Latina sigan observando impávidos cómo el medio de transporte de preferencia se vuelve uno que va a condenar a miles de jóvenes a la muerte.

En nuestro país el 8 de junio de 2022, la Agencia Nacional de Tránsito (ATM) dispuso que en una moto solo puede ir una sola persona con excepción si va con una mujer, un menor de edad o una persona de la tercera edad.

De acuerdo con las estadísticas, el 30 % de crímenes se cometen en Pichincha, el 60 % en Guayas y el 70 % en Esmeraldas con dos delincuentes en una moto.

Las autoridades de tránsito del Gobierno y de los municipios están en la obligación de hacer cumplir esta disposición; por desgracia, nadie cumple. (O)