El Gobierno de Daniel Noboa anunció el incremento del galón de las gasolinas extra y ecopaís en 26 centavos de dólar, junto con un ajuste de precios de acuerdo a un esquema de bandas (con máximos y mínimos) atado al mercado internacional, sin que esto haya provocado —al menos por el momento— la movilización de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y otros sectores indígenas, que fueron protagonistas de violentas protestas en el país en octubre del 2019 y junio del 2022.

A fines del 2018, Lenín Moreno liberó el precio de la gasolina súper, y a inicios de octubre del siguiente año hizo lo propio con las gasolinas extra y ecopaís, así como el diésel. Tras las protestas, Moreno dio marcha atrás y en su lugar aplicó un sistema de bandas a partir de mayo del 2020.

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En junio del 2022 no hubo de por medio una elevación del precio de los combustibles; es más, unos meses antes, por presiones del sector de los transportistas, que amenazaba con ir al paro, el presidente Guillermo Lasso había echado abajo el esquema de bandas de Moreno y congelado el precio de los combustibles: la gasolina extra quedó en 2,55 dólares, y el diésel, en 1,90 dólares.

Pero luego los indígenas presentaron un pliego de diez pedidos que, según ellos, recogían las necesidades no atendidas por el régimen. Entre ellos constaba reducir el precio de las gasolinas. Después de la firma del acta de paz que dio fin a 18 días de paro, Lasso accedió a reducir diez centavos los combustibles: la extra y la ecopaís bajaron de 2,55 a 2,45 dólares, y el diésel, de 1,90 a 1,80 dólares.

El presidente de la Conaie, Leonidas Iza, quien fue dirigente de ambos paros, ha sido cauto en sus expresiones sobre la reciente decisión de Noboa. Sí, ha criticado al presidente, de quien dice que es mentiroso e inepto, pero ha dicho que el movimiento indígena realizará una asamblea general próximamente y a nivel territorial ya se han desarrollado reuniones con las bases. Con esos insumos tomarán una decisión.

Aparte, los sindicatos y el magisterio realizan acercamientos con ellos para animarlos a que se sumen a las protestas que estos grupos realizarán el 4 de julio próximo. La semana anterior ya hicieron dos sin mucho eco.

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Mientras que un sector del transporte público, que también salió a protestar en el 2019, llegó a acuerdos con el régimen de Noboa, que ofreció implementar un esquema de compensaciones directas.

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¿Por qué antes los indígenas sí se volcaron a las calles y ahora no? Otto Sonnenholzner, quien era vicepresidente de la República cuando se produjo el paro de octubre del 2019, y Francisco Jiménez, el ministro de Gobierno de Lasso que enfrentó las protestas de junio del 2022, exponen las diferencias y semejanzas de los escenarios políticos que vivieron en esos gobiernos.

Sonnenholzner señala que en octubre del 2019 hubo una reacción social de esa magnitud por varias razones.

Primero, que el Gobierno ya venía perdiendo “números positivos en las encuestas”. “Cuando se toman decisiones económicas fuertes en un gobierno que ya tiene desgaste, la movilización social es más complicada de manejar. Noboa está haciendo cambios económicos fuertes, pero está en el arranque de su gestión, aunque esto sin duda le costará puntos de aprobación”, opina.

El exmandatario señala que Moreno resolvió eliminar los subsidios de una sola vez, y solo después de las protestas implementó las bandas, ”que dieron buenos resultados”. Noboa lo está haciendo, de entrada, de manera progresiva. “Esto lo hace más manejable”.

Admite que no hubo una buena comunicación de las compensaciones que se ofrecieron directamente a los ciudadanos en el 2019; por ejemplo, el incremento del bono de desarrollo humano y la ampliación de la base de beneficiarios, se generaron fondos de desarrollo rural, programas de transporte público para los estudiantes de las instituciones educativas públicas y campañas de control de precios.

QUITO. Foto de archivo del pasado 12 de octubre del edificio de la Contraloría General del Estado que fue tomada por hombres que encendieron fuego en varios de sus pisos.

Noboa, en cambio, está ofreciendo bonificaciones al sector de los taxistas. Se trata de un reconocimiento de seis galones diarios por 26 días al mes (no se cuentan los domingos). Así, el Estado reconocerá la diferencia del precio actual con el nuevo que empiece a regir por 156 galones de gasolina, es decir, como el galón subirá 26 centavos, el monto de la compensación sería de $ 40,56.

“Los subsidios, a veces, son necesarios; son transferencias del Estado a las personas más vulnerables. Cuando se eliminan, lo importante son las compensaciones. Ahí hay grandes oportunidades de darles inclusive más a los que menos tienen. Por ejemplo, cuando se eliminan los subsidios en el 2020, en ese año se estimaba que se iban a recibir $ 1.000 millones, y casi la totalidad de ese dinero es lo que incrementó en bonos de emergencia para los que la estaban pasando mal por el COVID-19... Cuando se toman estas decisiones, se debe explicar claramente por qué se lo hace y cuáles serán las compensaciones, que pueden ser incluso más interesantes que lo que se recibe por los subsidios″, afirma.

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De su lado, Jiménez señala que, si bien Lasso no subió los combustibles, no atendió a tiempo los pedidos del sector indígena. Cuenta que, cuando asumió el ministerio en marzo del 2022, ya tenía información de una situación “muy degradada” con los sectores sociales. Esto porque los indígenas se quejaban de que el Gobierno no se había interesado en dialogar de forma seria con ellos; en reuniones previas entre octubre del 2021 y abril del 2022 se había llegado a acuerdos que, según ellos, no se cumplieron.

A esto se le suma, según Jiménez, que otros sectores políticos y sociales estaban poniendo su grano de arena en el proceso de convulsión social que se estaba gestando.

A esas alturas ya fue muy difícil detener las movilizaciones. “Lo que se buscó fue implementar una serie de programas sociales, trabajar con gobernadores en zonas rurales... Pero los procesos del mundo indígena son como el carbón: toman tiempo en prenderse y coger fuerza; pero, una vez que se prenden, es muy difícil apagarlos, porque no tienen que ver con un dirigente, sino con las bases”, dice.

El 30 de junio del 2022, en la sede de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana se firmó un acta de paz entre los líderes indígenas y el Gobierno que marcó el fin el paro nacional que duró 18 días. Foto: Alfredo Cárdenas

El exfuncionario afirma que Noboa está cosechando, de cierta forma, los frutos de las mesas de diálogo que se desarrollaron luego de la firma del acta de paz de octubre del 2022.

En estas se llegó a 218 acuerdos y se identificaron 44 desacuerdos. Los acuerdos, según Jiménez, empezaron a ejecutarse apenas se firmaron las actas. Y así, afirma, el “carbón” empezó a apagarse.

“Inconformidades y discusiones siempre ha habido y habrá; es normal en la historia política del Ecuador. Lo que logramos con esas mesas de diálogo fue que esta conflictividad se mantenga en los niveles normales; no es que va a desaparecer, porque son años de olvido... Eso ha incidido de manera significativa y positiva en que Noboa pueda disfrutar de cierta calma”, insiste.

Obviamente, según Jiménez, Noboa tiene a su favor el momento preelectoral que se vive: Pachakutik ha anunciado que Iza es, al menos hasta ahora, su precandidato presidencial. Pero también se ha planteado ir hacia un proceso de unidad de la tendencia de izquierda.

Y justamente, para el analista político Simón Pachano, Iza y la Conaie están calculando mucho las consecuencias de una movilización en la etapa preelectoral.

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“Puede perjudicarlos en vísperas de elecciones, porque ellos mismos han visto que estas protestas se les salen de las manos; a ellos no les preocupa que haya actos de violencia, pero saben que la reacción ciudadana es de rechazo. Eso hace que se cuiden mucho”, reflexiona.

Pachano cree que Noboa tiene a su favor que, hoy en día, la gente está más preocupada por sus cosas, por su vida, y no le interesa o no tiene tiempo para participar en protestas.

Y por último, destaca la forma en que se va a enfrentar la medida del incremento de los combustibles, que es la compensación focalizada a los transportistas, lo cual no debería afectar a los ciudadanos. “Se supone que no subirá el transporte público, aunque es probable que sí suba el transporte de productos, porque siempre hay abusos. Pero no tendrá el impacto que pudo tener el aumento que hizo Lenín Moreno o los anuncios de Guillermo Lasso”, explica. (I)