Septiembre del 2024, en Las Vegas (Estados Unidos). Antes de acreditarse para fotografiar al cantante mexicano Peso Pluma, un fuerte dolor de cabeza obligó al fotógrafo ecuatoriano Phraa a cancelar la cobertura del espectáculo. Solo, en su habitación de hotel, el malestar se intensificaba mientras llamaba a los paramédicos para que lo atendieran de emergencia.
“Alrededor de las 15:00 me comenzó a doler muy fuerte la cabeza, en un lapso de cinco a ocho minutos. Me metí a la ducha para ver si se me pasaba, salgo y comencé a vomitar un líquido negro, comencé a gritar de la desesperación. Cuando llegaron, me chequearon, no tuve pérdida de visión ni de memoria”, relata sobre el momento que tuvo el derrame cerebral.
Durante catorce días estuvo internado, tiempo en el que perdió, dice, entre 15 y 18 libras y permaneció sedado. “No tuve ninguna secuela del derrame (...), me dieron el alta médica, ya podía viajar y le dije a mi mamá que quería hacerme atender en Ecuador”, cuenta el artista visual de 30 años.
Luego de varias visitas a especialistas, con los que no sintió confianza de seguir un tratamiento, conoció a la doctora Johanna Freire, esposa del neurocirujano que lo operó, Carlos Sigüenza. “Estábamos sentados comiendo chuzos, un fin de semana, y estaba conversando con mi hermano. Yo no sabía quién era, y ella me reconoció, le conté lo que me había ocurrido y me dijo para ir a la consulta al día siguiente”, relata. Después de varias pruebas de visión, fuerza, memoria, de habla, el neurocirujano le indicó que una malformación de nacimiento había explotado. Había tres alternativas médicas para él: embolización, radiofrecuencia o el corte intracraneal.
El artista optó por la segunda, una cirugía que tomó dos horas y media y que el riesgo principal era la muerte. “Estuve 24 horas en UCI y como al día y medio empecé a caminar”, comenta.
Su recuperación tomó alrededor de dos meses y medio. Su intención después de ese periodo era regresar a Miami pero, afirma, los planes de Dios eran muy distintos.
“Iba a tomar el vuelo un sábado. Justo viajábamos con mi mami para Guayaquil. Nos hospedamos en un Airbnb y cuando estábamos saliendo, pasan tres motos con cinco personas, se dan la vuelta, todos estaban con armas. Nos apuntan a todos, yo llevaba mis equipos fotográficos, mis documentos, todo el robo ascendió a 25.000 dólares”, detalla sobre el asalto ocurrido el día previsto para su vuelo de retorno a Estados Unidos.
¿Cuánto tiempo tardaste en conseguir tus documentos y volver a tu casa en Miami?
Todo esto me tomó un mes, pero fue un mes en el que también estuve en terapia, me pude recuperar mejor, estuve con mi familia, le vi el lado positivo a todo lo que me pasó. Estuve más tiempo con mis papás, con mis doctores. Aparte del trauma del derrame, ahora tenía el trauma del robo, pasaba una moto y tenía miedo, tenía que ver quién podía cuidar mis gatos, se acumulaban las cuentas, estuve tres meses sin trabajar, pero la gente me apoyó en el GoFundMe (plataforma para recaudar fondos) que hice, oraron mucho por mí.
Fue como una película, pero también lo veo como una experiencia que me hace más sencillo.
¿Cómo ha cambiado tu vida a raíz de la operación?
Antes tenía mi vida loca que salía y todo. Ahora prefiero estar en casa con mis mascotas. La recuperación de la ingle fue un mes, ahora debo hacer ejercicio máximo una hora por día, la alimentación ha cambiado y no debo ingerir alcohol. No es malo, es una bendición más que una restricción. Ahora pongo límites, he aprendido a decir que no y de eso la gente se aprovechaba. Hace cuatro meses, yo le pedí a Dios que me cambie la vida. Quería subir de nivel no solo profesionalmente sino personalmente y mira todo lo que hizo. Fue quitarme todo lo que no necesitaba o creaba peso en mi vida y ponerme cosas completamente nuevas, sobre todo el enfoque que tengo ahora y los propósitos en mi vida.
¿Cuáles son esos propósitos?
Ya no solamente es hacer arte, ahora quiero hacer arte con propósito, es inspirar a la gente, compartir mi testimonio, es hacer un libro también para el próximo año publicarlo, crear nuevos proyectos a nivel social, para ayudar a otros. Quiero enfocarme en eso y tomarme un tiempo para mí, porque durante doce años he enfocado mucho mi cabeza en el resto de personas.
¿Qué contarías en ese libro? ¿Te gustaría dar conferencias y compartir tu testimonio?
Todo esto lo estoy planeando para empezar en febrero, porque estos meses para mí son de descanso. En el libro quiero hablar mucho de mi vida, no solo el éxito que he tenido sino de dónde proviene, de las caídas que he tenido, de estos baches que me han golpeado mucho.
Es necesario contarlo. Quiero hablar de mi proceso del derrame y lastimosamente optando por el suicidio, que muchas veces lo he optado en el pasado pero gracias a Dios, hoy por hoy, estoy tranquilo. Las charlas sí las he pensado, pero en colegios de escasos recursos, porque ahí es donde la educación necesita ser expuesta, porque yo crecí desde la calle.
¿A qué te refieres con ‘yo crecí desde la calle’?
Cuando yo cumplí 16 años, mi papá me sacó de la casa. Empecé siendo mesero, empecé entregando boletines en la calle, lustrando zapatos también, sufrí dos abusos sexuales, muchas cosas que me han hecho la persona que soy yo. Creo que ese es el propósito más grande que tiene Dios conmigo, ayudar a otros con mi historia.
¿De qué forma quieres inspirar a otros con tu arte?
Hay personas que me dicen que mis fotos les da mucha vida y siento que si eso he logrado con fotos de gente famosa, no me imagino cuando yo tenga un concepto personal, desde ahora, con mis fotos.
Quiero volver a mis raíces, volver a mis cholitos y mis cholitas, demostrarle a la gente que no deben avergonzarse de dónde vienen para que tengan claro a dónde van.
¿Cómo fue tu infancia y adolescencia en Cuenca?
El arte lo llevo desde los 7 años. Antes hacía poesía cuando era chiquito, tocaba el piano, fui uno de los mejores ciclistas, hay un montón de misterios detrás de Raynner. Yo crecí en El Batán y en la zona rosa. Recuerdo que mi papá quería que fuera un gran ciclista, él me consentía mucho, yo era el único que vivía con él, mis hermanos vivían con mi mamá en España.
Me encantaba el fútbol. En el colegio me hacían bullying porque me decían que nunca iba a ser fotógrafo. Nada de eso me cegó, algo que siempre menciono es que la fama nunca fue mi enfoque sino el reconocimiento, la fama vino agregada. Él siempre me motivaba a estudiar más. Estudié italiano, inglés y eso me sirvió cuando viví un año en Roma trabajando con Paulo Dybala (futbolista argentino). Mi papá tuvo una visión que yo nunca tuve y ahora la aplico.
¿Quién fue la primera celebridad que te contrató?
A los 21 años me mudé completamente a Miami y el primer contrato grande que tuve fue con Maluma, él me abrió la puerta grande al tema de los artistas. De ahí Manuel Medrano y Piso 21 me llevaron a conocer Miami y la cultura de esta industria que es increíble.
¿Cómo te conocieron ellos?
Con Manuel Medrano todo empezó por un mensaje de Instagram, ahí lo conocí en línea. Él tenía un concierto en Guayaquil, ahí empezó mi trayectoria con los artistas. Él después le recomendó a Piso 21, imagínate lo loco, ellos fueron a las fiestas de Cuenca, en el 2017. Ahí los conocí y también conocí a Jorge Ovalle, exmánager de Medrano y ahora una de las cabezas de Warner Music.
Latin Grammy
Su retorno al trabajo fue en la reciente entrega de los Premios Grammy Latinos, de la mano de Warner Music. “Los Latin Grammy junto con Warner Music que me apoyaron muchísimo para regresar. Jorge Ovalle fue la persona que me apoyó para trabajar ahí ahora que regresé. Fue increíble. Me acompañó mi mejor amigo, Sebas Encalada, que también es fotógrafo y él pudo verme en acción. El presidente de Warner Music me dijo que estaba feliz de verme de nuevo. Se me acercaron muchos artistas, Yandel, Manuel Medrano, Mau y Ricky, J Balvin. Él (Balvin) fue de los que me escribían y me llamaban para saber cómo estaba después de mi cirugía y hablaba con mi mamá. Me dijeron que estuvieron preocupados. Eso lo tomo con un valor más profundo. Es lindo sentir todo ese cariño y ese amor”, agrega.
¿Cómo ves tu futuro?
El futuro inmediato es ahora. Feliz. Ya no planeo, lo pongo en mi mente. Me gustaría tener dos hijos, cuando el amor llegue, ahorita la vida me está preparando para tener una familia fenomenal. Con mi mamá me veo hasta el fin del mundo, teniendo una excelente relación con mi papá. Quiero estudiar Neurociencias el próximo año, voy a aprender a tocar violín y esta semana empiezo mis clases de portugués. (I)