Todos tenemos un mal día, de esos que demuestran que la ley de Murphy se puede manifestar de variadas formas. Por eso, luego de haber buscado una medicina en muchas farmacias sin tener éxito, fue muy esperanzador encontrar una dependienta que me diga: “Espere, lo voy a ayudar”. Esa expresión fue como una ráfaga de aire fresco en el día más sofocante. La dependienta finalmente la consiguió, y siempre recordaré su sonrisa de satisfacción por haberme cambiado el día.