Jorge Paredes y Priscila Sánchez se colocaron su capa y muceta. Muy elegantes y emocionados, sostuvieron sus títulos de másteres en Educación Física Inclusiva mientras abrazaron a Dorian, su primogénito con síndrome de Down, el que los motivó a especializarse para sacarlo adelante.

La historia de vida de la familia Paredes Sánchez empezó hace siete años con la llegada de Dorian, en Guayaquil. En marzo se conmemora el Día del Síndrome de Down, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para tomar conciencia y fomentar la inclusión.

Priscila, mamá de Dorian, comentó que tenerlo fue algo que les cambió la vida, los ha llenado de retos y de mucho amor.

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Ella recordó que fue una sorpresa no solo el diagnóstico de síndrome de Down: también le dijeron que su bebé tenía dos soplos al corazón y que le avisara a la familia porque no creían que fuera a sobrevivir.

“Él tuvo problemas en sus órganos, quistes en el cerebro. Yo solo puse a mis hijos en manos de Dios. Hicimos los tratamientos y luego, a los seis meses, le hicieron exámenes completos del corazón, de sus órganos y de su cerebro. Y, milagrosamente, ya no existían complicaciones en su cuerpo; estaba sano”, indicó la mamá de Dorian.

Dorian junto a sus padres y su hermanito. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni Peralta

Sin embargo, ese no fue el reto más grande. El crecimiento de Dorian fue un proceso mucho más complejo que los fortaleció aún más como familia.

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La mujer recordó que su esposo pidió apoyo a su familia; que quería que a Dorian lo traten como un niño normal; que le den las mismas oportunidades, espacios y cariño.

Y así fue. Su familia le adaptó un cuarto de juegos para su desarrollo motriz, le hicieron plantillas para formarle el puente de los pies, lápices especializados por sus manitas cortas, innumerables terapias, le enseñaron a no temerle a la lluvia ni a los payasos e intentaron ingresarlo muchas veces a la escuela regular, pero eso sí fue imposible.

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“Me pedían que contrate particularmente una tutora para que esté con él. Nos ponen muchos impedimentos en las escuelas. Él está en un centro especial donde continúa con su aprendizaje”, dijo el papá.

Dorian también se graduó

Historia de Dorian. Sus padres se graduaron en educación especial. Foto: Francisco Verni Foto: Francisco Verni Peralta

Algunas puertas cerradas no desmotivaron a Jorge y Priscila, pues ellos visualizaron un proyecto de vida con Dorian: formar en el futuro un centro de terapias inclusivo al que puedan ir niños con o sin discapacidad.

Es por eso por lo que estudiaron la Maestría de Educación Física Inclusiva en la Universidad Bolivariana del Ecuador (UBE), en Durán.

Priscila recordó que tuvieron que irse a estudiar toda la familia: su esposo, Dorian, su bebé y ella, porque no tenían con quién dejarlos.

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“Dorian participaba en las clases, en las actividades. Es muy popular, muy cariñoso. Conocía hasta a las autoridades de la universidad; ni nosotros sabíamos quiénes eran. Es que él se iba con los compañeros a saludar, a pasear por la universidad”, comentó ella.

En la graduación, Dorian formó parte del grupo de honor, además que tuvo una medalla de reconocimiento por su participación junto con sus padres.

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Jorge manifestó que están muy contentos y orgullosos porque, pese a que Dorian aún no puede hablar y decirles lo que siente, él se emociona verlos estudiando, siendo reconocidos y felices.

“Nosotros tratamos de interpretarle. Él aún no puede hablar. Yo espero que con sus terapias pronto pueda expresarse”, comentó.

Los padres de Dorian indicaron que buscan contagiar a más familias para que salgan adelante con sus niños con cualquier tipo de discapacidad o trastorno.

“Hay familias que tienen algún hijo así, se encierran, y no debe ser así. Hay que salir adelante. Ellos lo merecen todo. No podemos dejarlos a la deriva. Necesitan nuestro amor, constancia”, dijo Priscila. (I)