En un video, un funcionario talibán aseguraba a las trabajadoras de la salud que podían conservar sus puestos de trabajo. En otro, los talibanes les decían a los sijs, un grupo religioso minoritario, que eran libres y estaban protegidos. Otros sugerían una nueva legalidad en Kabul, Afganistán, en la que los combatientes talibanes retenían a punta de pistola a saqueadores y ladrones.