Desde hace algunos años, Cometa Sucre (@cometasucre) es una de las agrupaciones más activas en el panorama de música independiente en el país, pasando por distintas etapas que buscan una identidad sonora que parece haber sido encontrada con El eco eterno, su más reciente trabajo de estudio.
Publicado el pasado viernes, disponible en todas las plataformas de distribución digital, este nuevo álbum cuenta con once canciones y una duración aproximada de treinta y siete minutos. Previamente, venía marcando su paso, ya que entre 2022 y 2023 lanzó cinco sencillos, intentando así dejar huella en la memoria de sus oyentes por medio de riffs; sin embargo, lo que realmente queda impregnado de estas canciones son los estribillos de sus sencillas letras.
Conformada por Pedro Argüello (bajo, voz), Álex Illingworth (guitarra, voces), Rodolfo Burbano (guitarra, teclados) y Marco Armijos (batería), Cometa Sucre trata de mostrar un ambiente muy relajado y propio de sus raíces impregnadas en el indie rock, algo que logra no solo gracias a su estética, sino también a la producción realizada por Mauro Samaniego y Ernesto Karolys.
Desde la perspectiva del crítico, la banda cumple por momentos con el que han mencionado como uno de sus objetivos: evocar sentimientos, que entre canción y canción hagan recordar tiempos mejores a quienes las están escuchando. Esto debido a la fuerte situación que se vive en la actualidad.
Renacer fénix fue el tema que más llamó mi atención, sintiendo una sinceridad reflejada entre acordes y voces. Algo que se nubla en algunas de las otras melodías por consecuencia de los efectos de modulación utilizados en ciertos instrumentos, pese a esto, considero que las guitarras son lo más destacado del álbum.
Buscar conectar con el público es una de las cosas que más pueden favorecer a los artistas. Expresarse esperando hacer ese clic con los demás es algo loable y uno de los frutos más admirables del trabajo artístico. (O)