“Yo canto desde que me acuerdo”, asegura la ecuatoriana Mirella Cesa. Su voz, la herramienta que ha complementado con su inseparable charango, la descubrió musicalmente luego de años de escribir canciones en un cuaderno, sin imaginar siquiera que tiempo después las interpretaría ella misma en un escenario. Esa valentía para empoderarse como artista la halló después de una charla en su etapa colegial, esos encuentros en la adolescencia que plantean siempre una pregunta decisiva sobre el futuro que se visualiza de forma individual.