Maricela Campuzano: Estaba buscando una salida en mi vida... y cuando me di cuenta estaba en ‘MasterChef Ecuador’ y fuera de mi país

Ella es descomplicada, pero sobre todo muy natural. Se ganó el cariño de los televidentes y por supuesto también de los internautas cuando participó en la segunda temporada de ‘MasterChef Ecuador’ . Se trata de la guayaquileña Maricela Campuzano , de 35 años.Dice que como se la vio a través de la pantalla, muy espontánea, es detrás de cámaras. Con quien es un poco más rígida es con sus hijos, sobre todo con el adolescente, Snayder (14), y la pequeña que va por el mismo camino, Juliette (8). La vida no ha sido fácil para ella , pero el año pasado fue un poco más duro, junto con el golpe de la pandemia, atravesó una “separación por traición” y su soporte además de sus dos hijos fue Dios, quien ha sido su refugio. “Estoy muy agradecida con Dios porque yo estaba buscando una salida en mi vida, porque estaba pasando unos momentos muy muy difíciles, y llegó un día que yo dije ‘Dios, dame una oportunidad, dame una salida para salir adelante y yo hago lo que sea’, y cuando me di cuenta estaba en ‘MasterChef Ecuador’ y fuera de mi país (en Colombia)”, cuenta a EL UNIVERSO.A su retorno de Colombia -en ese país se grabó gran parte del programa-, dice que notó algo extraño, como un sueño, algo de no creer. “Ay, la Maricela, la Maricela, hola, la Maricela, se lo juro que la piel se me ponía de gallina. Yo no sabía el cariño que la gente me tenía hasta cuando yo ya salí del programa y la verdad que eso es algo muy emocionante e incluso hasta la vez se me eriza la piel, porque hay mucha gente que me reconoce en la calle”, relata, quien muy orgullosa habla también del sector de la Casuarina, conocida como la entrada de la 8.Según la exparticipante, hay muchos de sus seguidores que le dicen que debió haber ganado. “Yo digo sí, no gané, pero gané el corazón de ustedes, porque de verdad me hacen sentir el cariño y el apoyo que me tienen, que en donde sea me saludan y yo digo nadie sabía de mí más que mi familia, ahora tanta gente me conoce, adonde quiera que voy me saludan, me piden una foto, yo encantadísima y te lo juro que siento que he ganado más que el premio...”, señala, y agrega que incluso personas de otros países que han llegado a Ecuador la han llamado para hacer pedidos de sus bolones y conocerla.Su hermana la ayudó a llenar la solicitud en julio para ingresar a ‘MasterChef’, una vez que pasó todos los filtros para colocarse entre los participantes aún seguía incrédula de lo que le estaba pasando. “ No creí nunca que me llamen , pero me llega un correo en septiembre diciéndome que estaba aprobada y la verdad yo no sabía (qué hacer), porque yo digo qué voy a hacer si yo no paso del seco, del caldo de pollo, caldo de pescado, dije igual lo voy a intentar, no me están pidiendo que invierta en nada, esa fue mi reacción...”, explica.Luego recibió otra llamada en la cual le dijeron que le iban a hacer un casting por Zoom. En ese entonces su preocupación era que su casa no tenía un “lujo” y le indicaron que debía preparar algo en el momento. “Yo dejé la vergüenza a un lado, cogí mi teléfono y les enseñé a los chefs que iban a hacer el casting . Les dije: ‘Miren, mi nevera está vacía, no tengo nada, esta es mi realidad, qué les voy a preparar en este momento’. Justo tenía una pechuga y les digo está congelada, y tengo un pimiento y una cebolla, qué hago. Me dijeron toma esa pechuga y séllala, les dije no tengo con qué aliñarla. En serio, no tenía nada”, cuenta, y agrega que al final lo aliñó con limón y sal, y la selló.Posteriormente le pidieron que cortara el pimiento para ver el estilo de corte y al finalizar el casting le dijeron que debía esperar para ver si era una de las seleccionadas para ir al macrocasting . “Yo dije qué voy a pasar con eso, si no pude hacer nada. Después de unos días me dijeron que estoy preseleccionada para ir al macrocasting presencial y para esto tampoco me la creía, ahí sí pedí plata para hacer un plato, porque ya tenía que ir con mi plato preparado... Fui, pensé que no me iban a llamar. Recuerdo que fui a las 06:00, llevé mi comida en unas loncheras ejecutivas, pasaron por grupos, era tanta gente, yo fui el último grupo... Era tarde como las 21:00, 22:00, yo dije qué voy a pasar con esto y ya es tarde, Dios escuchó mis ruegos, yo decía ayúdame, abuelita, siempre me aferré a mi abuela, que ella fue la que me enseñó a cocinar...”, señala.Se sintió frustrada cuando fue eliminada, dice que incluso “esa plata ya tenía repartida”. Habló con su madre, que le dio ánimos, pero en ese momento lo que hizo fue ingresar al camerino y se puso a llorar, no quería hablar, y una productora la ayudó con las palabras correctas para continuar. “No gané la plata, la necesitaba, pero yo sé que Dios me tiene preparado algo más grande...”, afirma.Luego de su participación en el programa, llegó un momento en el que no sabía qué hacer, hasta que una seguidora le pidió bolones, una docena. La fan le había escrito desde hace algún tiempo con el pedido y decidió prepararlos e ir a entregarlos, de lo cual subió una foto a su cuenta de Instagram. De eso surgió la idea de Los Bolones de la Maricela , porque más personas comenzaron a realizar pedidos. Sin embargo, dice que es una fiebre que ya está bajando. “Yo no tengo dinero como para ponerme un local, lo que sí sé es que a toda la gente que yo llevaba mis bolones quedaban todos encantados... Vino el tema del encierro (de los fines de semana), bajaron más las ventas y la gente siempre me pedía un local en donde ir a visitarme”, señala.Cuenta que iba al banco para pedir un préstamo, pero su temor es por el tema de la pandemia, incluso los políticos, y se pregunta cómo se hace para pagar. “No puedo endeudarme porque no tengo un ingreso aparte para decir de esto voy a pagar el préstamo...”, asegura.Gracias a la venta de los bolones, dice, pudo pagar para que sus hijos estudien, pudo comprar una cocina y más implementos, como una mesa, artículo que no tenía antes. “Muy humilde, pero estoy en una mesa. Ya no estoy en la San Francisco, estoy en un departamento, que esto era el sustento de mi mamá, mi mamá alquilaba esto, entonces mi mamá me dio este pedacito y se fue a vivir ella en la casa de mi hermana, entonces sí han ido cambiando un poco las cosas”, apunta.Como ingresos también cuenta con un local de venta de bisutería, que genera algo de ganancias, pero no lo necesario para gastos más grandes. Además, con contratos de marcas a través de la producción, de los cuales es consciente que no son eternos, por ello busca otras opciones.También tiene en mente estudiar, “porque soy bachiller, toda la vida me dediqué a mi hogar, a mis hijos y nunca pensé en nada, siempre quise salir adelante, pero nunca tuve el apoyo”, afirma.Actualmente está buscando una beca de estudios en la Fundación Leonidas Ortega. “Me llegó la voz de que siempre dan becas y entonces ya me postulé, estoy esperando (la respuesta). Si no se me abre, tendré que seguir, porque yo sí quisiera estudiar, prepararme”, señala.Asimismo cuenta que también está interesada en aprender el manejo de las redes sociales, ya que a través de esta plataforma vende los bolones, sin embargo, debido a la poca experiencia también es un factor que ha hecho que las ventas bajen. A ello se suma el interés por el periodismo.En Los Bolones de la Maricela ofrece bolón mixto (queso y chicharrón), bolón de chicharrón, bolón de queso (mozzarella), torta de bolón que va con una salsa bechamel de queso, además con chicharrón y queso mozzarella, y el bolón de queso, con tocino y sal prieta. Para pedidos puede llamar al 099-008-3555. (I)

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