La poesía fue la carta de presentación de Lalo Yaha en las redes sociales, dice haber escrito más de 100. Ahora, su misión es mostrarle al mundo su faceta en la música, algo que lo mueve. “Es una parte de mí que quiero explorar, y quiero llevarla al mayor nivel que pueda”, afirma el hombre que promociona tres canciones.
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“La poesía y la música no son universos separados, vas a encontrar mucha musicalidad en la poesía y vas a encontrar mucha poesía en la música”, agrega el venezolano, radicado en Quito hace siete años. Y cuenta que más adelante le gustaría llevar a la música algunos de sus poemas.
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La última canción que lanzó se llama Una gota y está dedicada a Dios. “Habla sobre la gracia de Dios, sobre perseguir los sueños, sobre las inseguridades que uno tiene cuando se monta en sus sueños, como si fuera una barca que fuera a enfrentar un mar inmenso”, cuenta.
Sus otros dos temas son Olvidar y ¿A dónde va el amor?, que están acompañados de videoclips en los que aparecen seres importantes en su vida: su perro y su novia.
Está trabajando en los temas que faltan para completar su primer EP, cuya esencia dice es la “transparencia, la vulnerabilidad, la pasión y la sencillez en reconocer que no somos perfectos”.
Su nombre artístico nació como una forma de homenajear a su tía difunta Yahaira. “Es mi manera de homenajear lo que ella significa para mí, su estilo de vida y su manera de repartir felicidad sin importar lo que está pasando en su vida. Fue una mujer que siempre fue catalizadora de buenos momentos”, dice.
Todo empezó en los buses
Eduardo Olearte, su nombre de pila, llegó a Ecuador en noviembre de 2016, con pocos recursos y sin oportunidades. Fue así como, con un grupo de amigos, empezó a cantar en los buses de Quito. “Estoy seguro de que ese fue el momento en el que me enamoré y me apasioné con el hecho de escribir canciones. Fue un momento en el que la música, literalmente, nos salvó a nosotros la vida, nos dio el sustento para vivir todos los días”, relata.
“Cuando por fin empezó a irnos mejor yo quise invertir todo lo que estuviese a mi alcance, en sacarme esa mentalidad de que el arte tenía que ser modesto y con pocos recursos”, agrega.
Afirma que todo lo que le sobraba de sus ganancias del día lo invertía en canciones, en un estudio de grabación, en una mezcla y un guitarrista. En los buses cantó durante cuatro meses. Ahora sueña con hacer su propio show de música y poesía.
‘No soy gurú'
En sus videos-poesía habla sobre el amor, el dolor, el miedo, la pérdida, Dios, la infancia, la vida en sí. A pesar de que muchos de sus clips son capaces de convertirse en un bálsamo para un mal día, él aclara que no es un gurú.
El primer oficio de Lalo es la dirección de videos, con la que ha participado en giras de Nacho, Daniel Habif y producciones para eventos.