En el Día de la Gastronomía Ecuatoriana —que se celebra hoy 12 de diciembre— la Fundación Pachamama destaca su programa Economías del Bosque que apoya a las comunidades amazónicas a través del impulso de emprendimientos. En esta oportunidad enfatiza el potencial de la producción alimenticia sostenible como una alternativa viable para la conservación, el desarrollo económico y la innovación gastronómica.

Degustación de comida de la Amazonía ecuatoriana en el restaurante Aura, Cocina con Alma, en Quito. Foto: Cortesía Fundación Pachamama

La Asamblea Nacional, en 2018, declaró el 12 de diciembre como el Día de la Gastronomía, Productos y Alimentos Saludables del Ecuador.

La Amazonía ecuatoriana tiene 13,2 millones de hectáreas y representa más del 50 % del territorio continental ecuatoriano. Se considera una de las zonas de mayor concentración de vida del planeta, es vital para la mitigación del cambio climático, pero, a la vez, la fragilidad de sus ecosistemas exige alternativas de conservación para garantizar el bienestar de sus habitantes y de su hábitat: la selva.

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Una de las alternativas es, precisamente, la innovación de la producción sostenible de alimentos, destacando la importancia de una economía sostenible. “La producción alimentaria es un vehículo potente para conectar la selva con el mundo e incentivar un nuevo diálogo entre las comunidades locales y el mercado”, asegura Javier Félix, director ejecutivo de la Fundación Pachamama.

El programa Economías del Bosque que —desde 2019— promueve la Fundación Pachamama, ha beneficiado a unas tres mil familias a través del impulso de cincuenta emprendimientos relacionados con alimentación, artesanía, cosmética y turismo en las provincias amazónicas de Napo, Pastaza y Morona Santiago. La esencia de estas propuestas productivas es el uso sostenible y regenerativo de la biodiversidad que dispone la Amazonía buscando beneficios económicos para los habitantes de las comunidades, explica el director.

El programa ha seleccionado como productos emblemáticos a la vainilla, la guayusa y el cacao, ha creado cadenas de comercialización y se ha enfocado en la generación de valor agregado elaborando productos como chocolates, yogures, condimentos, salsas, bebidas, nibs de cacao, cerveza, crema de cacao, y alternativas cosméticas como champú, jabón, sérum, esencias y artesanías.

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Dos millones de dólares al año alcanzan las ventas de las seis principales organizaciones de emprendimientos aliadas a la Fundación Pachamama: Kallari, Wiñak, Tsatsayaku, Corp. Pastaza Manchi, Finca Saquifrancia y Asoc. Huella Pastaza.

Se ha logrado una alianza con el Grupo AJE, la cuarta empresa multinacional de bebidas no alcohólicas. El convenio asegura la compra anual de 50 toneladas de morete, fruto de una palma amazónica apetecida por sus propiedades anticancerígenas, para su línea de bebidas BIO Amayu. El producto elaborado con este fruto amazónico es cien por ciento natural, ayuda a conservar la Amazonía y ofrece al consumidor una alternativa sin azúcar y sin conservantes. La comercialización es directa entre los productores y la multinacional, involucrando a 20 familias de comunidades wao que aprovechan una mancha de morete de 25 hectáreas en su territorio para la recolección sostenible del fruto.

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Bebida Amayu, elaborada de morete, un fruto que crece en las comunidades wao, en la Amazonía de Ecuador. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Gastronomía sostenible desde la Amazonía

El programa Economías del Bosque también explora el potencial gastronómico de la Amazonía. En la etapa inicial, en este año, se conformó un laboratorio para la exploración, experimentación y aprendizaje con varios cocineros del país.

Quique Sempere, chef ecuatoriano, es uno de ellos y ha participado en todas las expediciones que se han hecho a las comunidades, en las que protagonizó producciones gastronómicas colaborativas a dúo. “Cada salida a la Amazonía me ha dejado con el corazón contento y lleno de aprendizajes, por eso como cocinero me interesa mostrar a los ecuatorianos y al mundo la riqueza de los productos de esta región que ha sido poco explorada”, dice el chef Quique Sempere.

La experiencia ha puesto en valor el uso de diversos productos, como hormigas, gusanos, pescados, raíces, hojas y una variedad de frutos que se considera una respuesta para la alimentación del futuro con platos como hormigas culonas, maito y chicharrón de paiche.

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Tres variedades de platos: 1. Hoja de María Ponga con cordero asado. 2. Canguil de yuca amazónica. 3. Tortilla de plátano verde con salsa holandesa de morete con pecho de res ahumado. Foto: Cortesía Fundación Pachamama

Los rituales ancestrales amazónicos, la utilización del tabaco y hierbas medicinales inspiran la experimentación gastronómica. Cuando agonizaba noviembre se realizó una degustación de la gastronomía amazónica en el restaurante quiteño Aura, Cocina con Alma, con representantes de la corporación Chakra Amazónica y la Red de Comercialización Pastaza Manchi, dos organizaciones que integran a 24 asociaciones de productores de la región Amazónica.

La corporación Chakra Amazónica es una organización que representa a las asociaciones de las provincias de Napo y Orellana, es avalada por el SPG Chakra, un distintivo local del modelo de producción y consumo sostenible que se ocupa tanto la materia prima como los productos con valor agregado. Esta corporación de asociaciones involucra a 2.400 familias con el 58 % de participación de mujeres y el 25 % de jóvenes.

Necesitamos ayuda, ya tenemos nuestros productos con nuestro valor agregado, nuestros documentos y sellos, ahora necesitamos comercializar, por eso hemos hecho una alianza estratégica con la Fundación Pachamama para poder vender nuestros productos en Quito, en Guayaquil, en Cuenca, dice Marjorie Quevedo, representante de la Red de Comercialización Pastaza Manchi, que representa a los emprendimientos de Pastaza (i).