Mall del Sol ha hecho méritos en el sector, ha apostado por la gastronomía desde sus inicios. Fue donde comenzó el primer Sweet and Coffee. El primer centro comercial con un restaurante, Tonny Roma´s. En tiempos de pandemia abrió un pabellón con espacios más amplios y privados que los del típico patio de comidas, y ahora innova en su tercer piso con una plaza de comidas llamada Portela, con algo de independencia del resto del conjunto.

La propuesta es interesante porque rompe el esquema de los locales anclas. Tampoco hay comida rápida. ¡Qué maravilla! Las marcas presentes son Pasta y Basta, Folklor, Majadero, Seitea, Pepe Pez, Comal, Saqua Foods, Nicole Pastry Arts, Ikura, Tania, Provare, Calm Store y Co Cooking.

Portela tiene un bar central, que es manejado por un grupo conocedor, que ha hecho en la ciudad algunos proyectos interesantes y exitosos.

Pese a no haber marcas anclas, algunas como Comal ya han ganado prestigio en el mercado, puesto que sus primeros locales han sido excelentes, o Pepe Pez, que ha tenido un crecimiento impresionante, difícil de asimilar en tan corto plazo, pero sin duda exitoso. El concepto del Co Cooking es muy interesante y novedoso. Quizá su idea primigenia la encontramos hace casi una década en Su Cocina, hoy más desarrollada en Portela. Es un espacio colaborativo que incentiva el trabajo de emprendedores gastronómicos o cocineros con falta de recursos o de un proceso de acompañamiento. Los emprendedores obtienen en Co Cooking un espacio flexible por algunas horas por mes, para poder demostrar y vender sus conceptos, sus menús y platos.

Tendrá también cocineros invitados por el mes, con cartas que irán variando según quien esté al frente en la fecha en que usted los visite, y un menú permanente de Street food, comida callejera de diversos sitios del mundo, intentando llevarla a un nivel más alto.

Visitamos Portela el día de su inauguración. Nos dio gusto ver un proyecto bien ejecutado. Sus acabados son de primera, modernos, acogedores y con buen gusto. Espacios separados, semiaislados o independientes –a los que a mi juicio les hace falta más mobiliario–, evitan generar la sensación de galpón, odiosa, que para mí tienen los patios de comidas, en los que el comensal se puede sentir como gallina esperando por su porción de alpiste, mientras se puede deleitar con una novedosa galería artística, generando una experiencia distinta a la que uno espera usualmente en un centro comercial.

El mayor reto de este proyecto es el público objetivo, que no es necesariamente el que recorre el centro comercial a diario. Portela apuesta a llevar nuevos y distintos visitantes, a los cuales tiene que dar diferentes accesos y facilidades. Un proyecto que genera valor para la ciudad y que vale la pena visitar. (O)