La mixología, entre arte y ciencia, mezcla y combina bebidas alcohólicas y no alcohólicas en un vaso, copa, o el contenedor que fuere, de manera creativa y equilibrada, para crear cocteles únicos.

Hay muchos de estos que se han vuelto famosos y han trascendido generaciones, como el bloody mary, elixir mágico, lo mejor que existe a las doce del día luego de una noche de copas, el negroni, o un Ramos gin fizz, uno de los más temperamentales cocteles de todos, que luego de batirlo por más de diez minutos, mirarlo mal al ser servido, puede arruinarlo. Así la mixología se trata de reinventar coctelería tradicional, explorar nuevos sabores y ampliar la variedad de bebidas revolviendo, agitando, licuando, estratificando, machacado, para hacer clarificaciones, reversiones, etc.

Mixxo, en El Batán Town Center, junto con Acorde, tiene la mejor coctelería de la ciudad, ofreciendo los dos muy distintos ambientes. Acorde es más un soho de NY; Mixxo, un ocean drive de Miami.

El coctel date night de Mixxo es hecho con Chivas Reagal, miel y limón, con dátiles y queso feta, con hielos troquelados. Una maravilla el maridar un coctel con un alimento sólido que potencia su sabor y genera en el paladar algo nuevo. Diferente.

Luego, un Vesper martini, o simplemente Vesper. Muy clásico, con casi un siglo de vida, se prepara con tres medidas de ginebra, una de vodka y media de Lillet, inventado por James Bond en 1953, en Casino Royale. El Lillet es un vino aromatizado y fortificado, mezcla de varios tipos de vinos con licores macerados, todo con crianza en barricas de roble. Para quienes no lo han probado, vale la pena. Un extraordinario aperitivo.

Mixxo tiene excelente comida, siendo sus tiraditos lo mejor de la carta. Realmente espectaculares, con lascas ligeramente más gruesas que lo común, me parece que permiten disfrutar mejor el pescado y su textura. Recomiendo los dos de la carta. El de atún, con una salsa de pimientos tatemados y quinoa crocante, realmente llamó mi atención. Se quema la piel del pimiento, generalmente a fuego directo, y se asa el resto para luego licuarlo, dejando un sabor ligeramente amargo y ahumado. El cambio de textura con la quinoa crocante, perfecto. El de salmón tiene salsa de coco y cítricos. El pop corn coreano de pollo también vale la pena pedirlo para picar con su coctel, fritos con salsa gochujang, que es hecha con chiles fermentados.

En general, Mixxo tiene muy buenos piqueos. El crispy rice tartar, de atún, así como el stake tartar, de primera. El primero, sobre una cama de arroz frito rectangular, y el segundo, un clásico. Todo lo que pedimos fue satisfactorio, incluyendo las croquetas de ossobuco.

Pasadas las diez de la noche, Mixxo se convierte más en bar que en restaurante. Arriba, un DJ con una gran colección de discos de vinilo genera un ambiente atemporal, con gran música y atmósfera. Dentro de la pobreza de nuestra oferta, quizá por la poca exigencia de nuestra demanda, Mixxo destaca como un interesante restobar, en cualquier espacio que se lo ponga. (O)