Al ingresar a la Casa Museo Títeres, cuya fachada lleva los colores de la Tricolor, una simpática muñequita recibe a los visitantes acompañada de una suave brisa concedida por el estero y los árboles de los alrededores. En la salita situada a la derecha está la actriz Marina Salvarezza ordenando uno a uno los títeres que están expuestos en el lugar; todos fueron creados por las manos y genialidad de Ana von Buchwald, precursora de títeres del país.
Los títeres son el legado de Anita von Buchwald
En el sitio hay muñecos de todos los mundos, profesiones y etnias, hay afroecuatorianos, indígenas, costeños, panaderos, marcianos, chanchitos, hormiguitas, ranitas, diablitos y cientos de personajes más. “Anita tenía una imaginación increíble, pero ella vivía de hacer estos títeres conforme a la persona que veía...”, menciona Salvarezza.
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En sus amplios años de trayectoria fabricó 400 títeres. “Nadie tiene tantos hijos como Anita”, dice entre risas Salvarezza, una de las personas que están delante de este proyecto de recuperar los títeres de la artista. Para ella es como un sueño hecho realidad dentro de un teatrín.
La actriz describe a Von Buchwald como una maestra. “Hay personas que no solo son tus amigas, sino que son tus maestras, y el maestro es el título más alto que se puede dar... maestro viene de madre, viene de lo más íntimo que puede haber”.
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El próximo sábado 29 de julio rendirán un homenaje a Von Buchwald con un espectáculo especial de títeres de La ratita presumida, a las 16:00. “Es un homenaje a todo lo que ella ha entregado a nosotros como maestra”. La Casa Museo está ubicada en la cdla Ferroviaria (pasando el puente 5 de Junio desde La Bota).
Quería quemar sus títeres
Para que esta Casa Museo se concrete transcurrieron unos 20 años desde que acudieron a la municipalidad de la ciudad.
Pero esto tiene mucho más historia, Salvarezza cuenta que el primer museo de Ana von Buchwald nació en 1996 en un pequeño teatrín adecuado en el Teatro Centro Cívico, en el sur de Guayaquil. La actriz lo recuerda como un lugar hermoso que acogió a visitantes nacionales e internacionales y que tenía un nicho para cada títere. Pero el lugar cerró en 1999 por un problema de infraestructura. “Botaron todo, toda nuestra escenografía, salvamos los títeres”, recuerda.
Dice que a partir de aquí empezó una época muy dura para Von Buchwald. “Ella alquiló un pequeño departamento en la planta baja para guardar los títeres y dar clases de pintura y de fabricación de títeres... Esto duró de seis a siete años”.
Pero tras el poco espacio para seguir teniéndolos, y una especie de desilusión por algunos motivos relacionado con el quehacer cultural en el país, la artista pensó en lo peor: quemarlos o regalarlos. Algo que Salvarezza y Guadalupe Chávez (quien también es pieza clave de este proyecto) no se lo permitieron “Era su obra, su vida”. Como solución temporal, ese mismo día Salvarezza habló con la Universidad Casa Grande para que recibieran los 25 cajones con títeres de la artista. Luego pasaron a un departamento que alquiló Chávez, mientras seguían usándolos para funciones en cumpleaños, escuelas u otros eventos.
Como los títeres ya necesitaban un lugar definitivo, las artistas empezaron a ‘tocar las puertas’ en el Municipio de Guayaquil, unos ocho años después recibieron una respuesta sobre los posibles lugares donde podrían acoger los títeres.
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El 16 de julio de 2018 recibieron las llaves del lugar, y el 19 de diciembre de 2019 ya les fue entregada la Casa Museo de Títeres actual, que por motivos de la pandemia recién pudo abrir sus puertas en enero de este año. Al momento ya han presentado un par de funciones, desarrollado talleres, conversatorios, y están dispuestos a recibir proyectos para darle más vida al espacio. “Por el momento estamos terminando la adecuación como sala, para tener luces y sonidos”, dice Salvarezza.
Ella y el grupo (Alcira Mujica, Viviana Elizalde, Adriana Loor, Kerly Quintero y Javier Blum) por fin sienten la tranquilidad de que la obra de su amiga y maestra está en un espacio público. “Esto es un lugar vivo... esta posibilidad del museo de títeres es una gran oportunidad. Tiene su factor histórico, es un patrimonio de la ciudad, que habla de una persona que ha dedicado la vida a construir 400 obras de arte”, enfatiza la actriz.
Por el encierro al que estuvieron sometidos, los títeres necesitan mantenimiento y ciertos arreglos ya que han sido víctimas de los insectos. Es por este motivo que hace dos meses lanzaron la campaña “Adopta un títere”, que consiste en apadrinar a un títere por $ 5 al mes. (I)