Sin duda, la historia de esta corporación sería un interesante caso de estudio para cualquier universidad, Harvard o Chicago, Incae o Monterrey, sobre cómo una pequeña pastelería rosada, abierta en 1937 por don Alfredo y doña Ruth, como los conocían en el barrio, luego convertida en almacén de autoservicio, logró convertirse en una de las más importantes corporaciones del país, con uno de los más agresivos crecimientos y una exitosa estrategia de diversificación, entrando ya en los rankings de las más importantes del país en menos de 50 años desde sus inicios.