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Robert Arboleda (c) fue parte de la victoria de Ecuador ante Bolivia. Foto: @laverde_fbf

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Ni la penicilina ni el ibuprofeno, el remedio perfecto para el alma es ganar. Y esta selección de Félix Sánchez hilvanó su segunda victoria sobre tres presentaciones. Venció a una debilísima Bolivia 1 a 0 en un nuevo ensayo del técnico catalán. ¿Partidazo…? No, fue como bailar con la hermana (la de uno). ¿Función estelar de Ecuador…? Para nada, correcto y gracias. ¿Individualidades brillantes…? Brillante ninguna, estimulante la de Gonzalo Plata, ponderables las de Enner Valencia y Pervis Estupiñán, muy correctas las de Carlos Gruezo y William Pacho. Los hinchas no delirarán de felicidad, pero duermen como pollos.

Consciente del discreto nivel individual de su tropa, Gustavo Costas, técnico de Bolivia, alistó una línea de cinco en el fondo (bien al fondo), dos mastines en la media cancha (Quiroga y Danny Bejarano) y dos creativos que no crearon y estaban cerca de su área (Ramiro Vaca y Miguel Terceros). Y allá arriba, huérfano, peleando contra molinos de viento, Algarañaz contra tres, ¡y qué tres…! Félix Torres, William Pacho y Piero Hincapié. Como ir a la guerra con una honda. Eso derivó en que Bolivia contabilizara en 96 minutos apenas un remate al arco, no muy fuerte, de Ramiro Vaca, que Moisés Ramírez echó al córner sin demasiada dificultad. Muy pobre para una selección nacional.

Tal dispositivo defensivo del rival llevó a Ecuador a gobernar el partido a voluntad, de principio a fin. Las estadísticas dimensionan el predominio: la Tri tuvo un 72 % de posesión de balón. Abrumador. Dado que Bolivia no tenía planeado atacar, el análisis se centraba en los movimientos de Ecuador, sobre todo ofensivos. Cómo rompería el vallado boliviano. Efectuó 16 remates al arco, de los cuales cuatro fueron entre los tres palos, y uno resultó en gol. El dato habla de poca eficacia de disparo. Hubo muchas aproximaciones al área de Carlos Lampe, aunque el veterano arquero sufrió escasas situaciones de gol.

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Ecuador genera zagueros y mediocampistas de calidad, no delanteros; en virtud de ello, Sánchez ha querido darle una oportunidad más a Leonardo Campana alineándolo como titular. Nuevamente, este no pudo o no supo aprovecharla. Alfaro recibió críticas por no llevarlo al Mundial, pero entendió que no estaba para eso y se inclinó por el entonces desconocido Kevin Rodríguez. Hay delanteros que fallan en la definición, Campana no llega a estar en posición de definir, no está donde va la pelota. En 13 juegos con la selección nunca se le dio el gol. Enner Valencia le tiró una losa encima: entró por él en el minuto 54 y a los 69 anotó el 1-0 en una demostración práctica de colocación, ejecución y frialdad.

Llamó la atención la ausencia de Kevin Rodríguez en la convocatoria, que tan buena impresión dejó en el triunfo sobre Australia. Se habló de una lesión, pero jugó sin problemas en Independiente del Valle. Igualmente, la de Júnior Sornoza, un volante que puede aportar elementos que no abundan en la selección: gol, pase gol, creatividad en tres cuartos de campo y pelota parada. Es curioso que ni antes Alfaro ni Sánchez ahora tomen a Júnior como lo que es: un jugador valiosísimo. ¿Hay algo en su personalidad que no agrada a los técnicos o simplemente tiene mala suerte? El hecho de que Ecuador lanzara 17 centros indica que no tenía otras fórmulas de llegada. Incluso el gol devino por un error técnico de un rival: Villamil intentó para la bola, se le fue apenas larga y Gruezo, al acecho, se la birló y de allí vino el tanto. En tardes como esta, donde el rival espera abroquelado atrás, talentos como Sornoza o Plata pueden ser decisivos.

El partido no dio para sesudos estudios tácticos, sí de nombres. Félix Sánchez puede dormir tranquilo, tiene cuatro zagueros fenomenales que casi no permiten que le pateen a su arquero: Félix Torres, Piero Hincapié, William Pacho y Robert Arboleda. La lesión de Hincapié le posibilitó a Arboleda jugar 65 minutos. En la banda izquierda, Ecuador tiene a uno de los mejores laterales del mundo en Estupiñán, siempre en alto nivel de rendimiento, con una seriedad competitiva que adoraría cualquier entrenador. La otra raya también tiene dueño: Ángelo Preciado. Frente a Bolivia se la prestó a José Hurtado, quien no destacó.

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Sólido en el medio Carlos Gruezo, siempre firme en la marca y aportando su solvencia. Fue el autor intelectual del gol. Cuando vio que Gabriel Villamil hizo un control largo de una pelota, saltó como un águila y robó; de su quite, Plata habilitó a Enner para el fusilamiento. A veces con más eficiencia, a veces con menos, Gruezo siempre aporta. Nunca será la figura de la tarde, pero suma. Su recuperación fue clave para ganar el partido.

Gonzalo Plata fue el sobresaliente. Inquieto, desniveló y, de primera, dio el pase del gol a Enner. Había visto la posibilidad de gol antes de recibir. Haber jugado 36 partidos en Primera en la Liga Española le dan un plus, lo robustecieron. No es un torneo cualquiera. Tiene una virtud: cuando toma la pelota puede pasar algo importante en el juego. Desequilibra con un toque, un pase filtrado, un desborde, un enganche. Muy útil en la zona más difícil del rectángulo: donde hay que abrir la lata. Titular fijo.

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Enner es un caso: nació para el gol. Ya es un histórico de la selección. Impresiona físicamente para sus 33 años, y tiene mucho más rollo, llega seguro al Mundial 2026. Tiene la intuición de estar bien ubicado para el rebote, el pique al vacío o el centro al área. Siempre le llega alguna, eso es mérito del atacante. Ya dejó lejos a todos los demás goleadores que le siguen. Y va a seguir marcando. Posee la ambición y el carácter de los artilleros de vocación. Se advierte en él que el hincha lo valora, mas no lo idolatra. De haber surgido de otro club habría un culto a Enner Valencia, pero salió de Emelec, un grande sin prensa. O con mala prensa. Todo lo que rodee a Emelec siempre es crítica, nunca elogio.

Dejamos para el final a Moisés Caicedo. Buen jugador, podríamos llegar hasta muy bueno. Frente a Bolivia no fue su partido, no pesó, sin embargo, queremos ir más allá. Es un centrocampista natural, técnico, buen pasador y apto para la recuperación, con generoso despliegue, un biotipo físico perfecto y apenas 21 años. Es muy joven, puede seguir creciendo. Además, se pone la camiseta con confianza desde el primer día que lo citaron. Lo extraño es que, pese a tantas virtudes, no tiene mayor influencia en el juego. Le pasó en el Mundial. No tiene gol ni pase gol, no gambetea, no quiebra líneas. Pero un técnico muy reputado como De Zerbi lo tuvo como titular durante todo el campeonato inglés, significa algo. Y los técnicos saben más que los periodistas. Será que lo estamos viendo como un volante ofensivo y no lo es. Nos gustará ver cómo continúa su evolución.

Costa Rica seguramente será un adversario más duro que Bolivia, al menos con mejores recursos ofensivos. La última prueba de cara a la Eliminatoria. Pero Félix Sánchez no debe tener problemas de insomnio: hay plantel. (O)

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