“La venganza es un plato que se sirve frío”. Con esta premisa arranca, tras seis años de silencio, Kill Bill Vol. 1, la cuarta aventura cinematográfica de Quentin Tarantino. En ella, el cineasta ha cimentado su prestigio a partir de una renovación del orden narrativo, el original empleo de las músicas, el collage genérico, el uso realista de la violencia, el artificio posmoderno y el tributo a los géneros populares.