Este episodio es una lección de afanes integracionistas y de convivencia pacífica, que deben emular constantemente los pueblos del continente.

Estudiosos de la obra bolivariana y sanmartiniana  sostienen que entre los factores que motivaron  el célebre abrazo en Guayaquil, el 26 de julio de 1822, y las conversaciones del día siguiente, constan el valor geopolítico de nuestra ciudad y su ubicación estratégica, que favorecían   los planes militares que los generales lideraban en favor de la inmediata y total emancipación de los pueblos americanos.

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Por ello también quedó claro el abierto deseo de   ambos  colosos para lograr  la anexión de la entonces Provincia Libre de Guayaquil a las respectivas facciones 
territoriales que representaban, es decir Colombia y Perú.

A estas lógicas consideraciones se agregan los méritos que alcanzó Guayaquil  por su enorme aporte a la causa emancipadora.

Antecedentes

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Para la época de la entrevista de Guayaquil, la cuestión política en la ciudad era bastante tensa, porque sus  líderes políticos mantenían su independencia y no correspondían de manera unánime a los propósitos de anexión de ambos personajes.

Bolívar llegó a Guayaquil el 11 de julio y dos días después, en franco uso de la manu militari, puso a Guayaquil bajo la protección de Colombia y mandó a izar el tricolor grancolombiano.

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La actitud bastante arbitraria del Libertador causó el disgusto de buena parte de la población y de sus máximos representantes, quienes exigieron   respeto al derecho de la autodeterminación. Entre tanto, la Legación del Perú abandonó el Puerto.

El encuentro

San Martín, el Protector del Sur, salió desde el Callao el 14 de julio del histórico año, a bordo de la goleta Macedonia.

Al llegar cerca de la isla Puná, el 25 de ese mes, le comunicaron que Bolívar estaba en Guayaquil casi dos semanas antes y de   otros hechos políticos y militares ocurridos.

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Allí también el Protector del Sur recibió los saludos protocolarios y la formal invitación para avanzar a Guayaquil, tarea que emprendió el día 26 cuando también topó con el muelle la ciudad.

Entre vítores, aplausos y la demostración del respeto y afecto de los guayaquileños, Bolívar y San Martín se estrecharon las manos y se confundieron en fraternal abrazo.

Las reuniones

Sin desestimar los actos sociales en su honor, el Padre de Cinco Naciones y el Protector del Sur,  conversaron   el 26 y el 27 sobre el futuro de la empresa emancipadora y de los pueblos independizados con el aporte de sus espadas.

De igual manera, ratificaron su valoración en la ubicación estratégica y analizaron su anexión a Colombia o al Perú.

También la forma de gobierno que era más conveniente para los territorios liberados, junto con los planes estratégicos la emancipación total  del Perú, etcétera.

La despedida

Al término de la reunión final de la tarde y noche del 27, San Martín preparó su salida de Guayaquil. Después de los brindis por su felicidad y de exteriorizarse el deseo porque la tarea no quede trunca, el guerrero argentino abandonó la ciudad en las primeras horas del 28, pero dueño de las mismas muestras de amistad de su anfitrión y de muchos vecinos.

Sin embargo, cuando su nave ponía proa al Sur, San Martín  parecía reflexionar hondamente sobre la triunfal estrategia diplomática y política del héroe venezolano, que le quitó opciones para influir sobre el destino de Guayaquil.

En las páginas de la historia americana, el episodio juliano de 1822 que protagonizaron Bolívar y San Martín tiene relevancia de primera línea.

 Guayaquil, escenario del abrazo inmortal, lo perenniza en bronce y se suma a la celebración nacional del Día de la Confraternidad Hispanoamericana.