El país sabía que la oposición que tiene el Gobierno no es una oposición leal. No es leal con la democracia, no es leal con la Constitución. En algo más de un año ha intentado varias veces dar un golpe y derrocar a un presidente elegido en las urnas. Se ha inventado varios pretextos, unos más ingeniosos que otros. Pero, pretextos al final. La más reciente novedad es que pretenden ejercer más de una vez la facultad que les permite aprobar la llamada “muerte cruzada”, cuando la letra, el sentido y el espíritu de la norma constitucional les permite ejercer esa atribución una sola vez durante los primeros tres años del ejercicio presidencial, y ya la ejercieron meses atrás sin resultado. Piensan, estos iluminados, que la Constitución les permite ejercer esa atribución prácticamente cada semana hasta tener los votos. Absurdo. El sistema de gobierno que tendríamos dejaría de ser presidencial. Pero en eso se han pasado un año. Buscando la manera de obstaculizar al Ejecutivo, montando juicios políticos absurdos, como el que montaron a los vocales del Consejo Nacional de la Judicatura, donde llegaron al extremo de querer enjuiciarlos dos veces por las mismas razones, violando la garantía de que nadie puede ser juzgado más de una vez por lo mismo. Increíble, pero cierto. Veinticuatro horas al día, siete días a la semana, esta gente solo piensa, maquina, elucubra, debate, y hasta se reúne clandestinamente con un alto magistrado, para ver cómo acorralan al presidente.

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Debemos estar conscientes, entonces, de que no podemos contar con buena parte de la clase política.

Guillermo Lasso acusa a ‘narcopolíticos de defender a las bandas criminales para tratar de desestabilizar la democracia e intentar volver al poder’

Pero lo que el país no sabía, o al menos solamente lo sospechaba, es que la oposición no solo que no es leal con la democracia y la Constitución. Lo grave es que, además, está seriamente comprometida con el narcotráfico y el crimen organizado. El país se ha dado cuenta de esto en los últimos días. Los líderes de la oposición entre proteger al narcotráfico, las mafias y los delincuentes o defender a los ecuatorianos prefieren a los primeros. Esto es extremadamente serio. Ninguno de los líderes políticos que hace oposición ha expresado su respaldo al presidente, a la Policía, a las Fuerzas Armadas y menos los ha felicitado (eso es impensable en el Ecuador…) por el exitoso operativo de la semana pasada; actitud que contrasta con el apoyo de la comunidad internacional. Unos abiertamente, otros solapadamente, otros con su silencio, otros con sus ambigüedades, pero todos tomaron partido por el narcotráfico y el crimen. Habrían preferido –ni lo disimulan– que ese operativo fracase, que los militares y policías caigan en contradicciones y que haya sangre; como gallinazos hambrientos. Los ecuatorianos debemos estar conscientes, entonces, de que no podemos contar con buena parte de la clase política. Los días pasados fueron decisivos. Era el momento de la unidad ante una amenaza a nuestra existencia como nación. Mucho más grave que el enfrentamiento bélico con el Perú, pues ahora el enemigo lo tenemos casa dentro. Otros eran los tiempos en que Hurtado, Borja y Febres-Cordero, adversarios irreconciliables, visitaron al presidente Durán-Ballén para solidarizarse con la defensa de nuestra patria, tal como quedó registrado en histórica fotografía. Se ve que vivimos en otro país. Un país donde la corrupción, el crimen y el narcotráfico ya forman parte del ADN de buena parte de nuestra clase política. (O)