Nayib Bukele fue reelecto presidente de El Salvador, con más del 80 % de aprobación. Según sus críticos, no podía ser nuevamente candidato, todo lo amarró.

Muchos de los gobernantes quieren imitar sus estrategias de seguridad, pero les falta algo fundamental: voluntad política. Por ejemplo, sus estados de excepción van acompañados con hechos como el ir detrás de los culpables de tanta violencia y robo. Una de sus acciones, que fue pensada con sus asesores y tomada incluso con el riesgo de que no funcione, fue ir tras los pandilleros. Investigaron dónde vivían y fueron a atraparlos. También atacaron a los capitales ilícitos.

Nayib Bukele es reelegido como presidente de El Salvador con abrumadora votación

¿Pero qué llevó a tomar esta decisión tan drástica que incluso tiene la crítica de organizaciones de Derechos Humanos? Pues vivieron días en que las pandillas asesinaban entre 60 y 80 personas diarias. Los propios ciudadanos con policía y militares pedían que pararan las masacres. El Salvador era uno de los países más violentos del mundo. Tenía sitios tomados por grupos delincuenciales. Los tatuajes para los salvadoreños se volvieron sinónimo de peligro, y hasta ahora el personal de seguridad mira con sospechas a los que tienen alguno.

Pero también se dio acceso a la salud a quien más lo necesitaba y se plantearon planes de vivienda para los más pobres, pero todos tenían que presentar documentos de no tener nada pendiente con la justicia. Incluso los salvadoreños que adquieren casas de manera directa y privada deben presentar documentos de no tener antecedentes penales; el dinero por el dinero no sirve en El Salvador.

(...) las políticas de seguridad de Bukele van de la mano con políticas sociales, como la de poner énfasis en la educación...

Según lo relatado por varias familias de El Salvador, siempre tuvieron al menos un conocido o un familiar asesinado por los pandilleros. Sufrieron las llamadas vacunas, vivían en un estado de terror constante y ahora ya pueden caminar por las calles tranquilos. Por eso aman a Bukele. Claro que ahora al reelecto presidente le toca mejorar la economía e inversiones.

Su modelo no calza en el juego político internacional, en la convencional democracia, él hace, dice, lo que necesita El Salvador, sin recetas externas y le molesta la crítica sin conocimiento de la prensa, tanto que el día de su primer discurso tras las elecciones señaló a la prensa internacional como la culpable de las calumnias.

EE. UU. felicita a Nayib Bukele tras su reelección, pero remarca la importancia de los derechos humanos

Dentro del mismo grupo que lo aclamaba en la plaza del centro histórico el día de su reelección había jóvenes que ingresaron a talleres para enrumbar su camino, porque la sentencia fue esa para algunos: “quieres trabajar y hacer algo de provecho o vas a la cárcel”. Algunos salieron de esa vida mientras que otros hasta ahora lo odian desde prisión porque terminó con su reinado. En Ecuador nos falta ir por ellos, por los gatilleros y por los grandes narcotraficantes. Aún hay trabajo por hacer.

En Ecuador, a propósito de una fotografía que supuestamente Bukele se tomó con el procesado en el caso Metástasis Xavier Jordán hubo críticas en contra del reelecto presidente. Lo dicho por gente cercana al presidente es que todos quieren una foto con él y no saben quién es Jordán.

Lo cierto es que las políticas de seguridad de Bukele van de la mano con políticas sociales, como la de poner énfasis en la educación primaria y en abrir bibliotecas 24 horas al día. (O)