En la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM) se expusieron proyecciones relativamente positivas sobre la economía mundial, en tanto que para Ecuador se planteó un decrecimiento de -1,6%, el segundo más pobre de la región; en un entorno de incremento del “empleo no adecuado”; financiamiento del gasto público en el último periodo con deuda creciente; y, un agro afectado, principalmente, por las inundaciones.

En esa coyuntura nos queda otra herencia de la “década ganada”, un sistema de pensiones debilitado, fundamentalmente, a través de dos mecanismos: (I) La supresión del 40% de aporte fijo por parte del Estado, eliminado en abril del 2015 y, que en las circunstancias actuales solo aportaría “cuando haga falta”. (II) La disposición del Consejo Directivo de reducir el aporte de las pensiones y trasladarlo a salud a partir de noviembre del 2015.

En un contexto de menor crecimiento y constantes necesidades fiscales, esta “herencia” podría complicarse debido a que, según estudios del BM y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) respecto de América Latina y el Caribe (ALC), en los cuales está incluido el Ecuador, nos tocará pagar la factura de las pensiones, debido a: (I) El “rápido envejecimiento” de la población en ALC; de los 40 millones de adultos mayores que se registraban al 2010, en el 2050 se convertirán en 140 millones, además de que la tasa de natalidad ha disminuido y la esperanza de vida ha aumentado. (II) El número de adultos en edad de trabajar se ha ido reduciendo frente al incremento del número de jubilados, por tanto, disminuye el número de personas que con sus aportes sostienen el sistema de pensiones.

Esta “herencia” también complica la situación del futuro de los jóvenes ecuatorianos, en razón de: (I) El incremento en la cobertura de las pensiones se hizo sin el necesario financiamiento en el mediano y largo plazo. (II) El bajo crecimiento de la economía y aumento del empleo inadecuado (informal) restringe el financiamiento del sistema de pensiones. Somos los trabajadores y empresas quienes aportamos y financiamos mayoritariamente al sistema de pensiones, pero si no podemos trabajar y no producimos, no contaremos con ingresos para pagar al IESS.

Es así que la herencia de la “década ganada” en el caso de las pensiones no tiene buena cara, por el envejecimiento de la población y el hecho de que menos jóvenes en edad de trabajar tendrán que pagar más pensiones de aquí en adelante. Hoy en ALC, incluyendo a Ecuador, por cada jubilado existen nueve trabajadores y para el 2050 solo habrá tres.

El gobierno entrante debe mejorar el entorno económico para que el sector privado y la economía popular y solidaria inviertan y generen “empleo adecuado”, paso central para solucionar la brecha del sistema de pensiones, otra herencia de la “década ganada”. Cuestión que será posible afrontarla “manejando bien la economía”; se trata del futuro de los ecuatorianos, de mejorar su calidad de vida de forma sostenible.

El sistema de pensiones nos involucra a todos, no solo a nuestros abuelos. (O)