Son casi las 11 de la noche en... Quito. Un bochorno menopáusico ardiente y aterrado me empapa el cuello. Sé que es el miedo.
Un día los circos alzaban la carpa rota y se iban a divertir, a matar de pena, a robar o engañar, a los habitantes del siguiente pueblo.
Antes de votar hay que leer bien la posología completa, analizar bien las contraindicaciones, las advertencias...
Pienso en los gobernantes: ¿cómo se sienten acerca de su propio comportamiento?, ¿cómo duermen por la noche?
(...) la vida hay que festejarla con los añicos de dignidad que quedan, con las risas que se esconden, pero no se han ido del todo.
No, definitivamente no sé cómo pronunciaré sus nombres, tampoco sé cómo le diré que aún no sé lo que es “justice”...
La Navidad sabía a sencillez y a turrón. Sabía a risas y a agua de canela. Hoy tiene el sabor poco dulzón de la nostalgia.
Durante cada insomnio intento hacer una lista imposible de cómo podría yo ayudar a mejorar sus vidas...
Pero mi avión no aguarda, mi ciudad de espanto me espera y allá voy. Porque allá trabajo, allá me espera Santi... Allá, ¿vivo?
Un bellísimo libro que empezó a gestarse en la pandemia gracias a la intención de la autora de poner en orden su archivo fotográfico.
Delgadita, de ojazos negros y rulos largos es mucho más seria de lo que la imaginé, más fría, más cortante, más real.
(...) subimos a una enorme tabla que se empezó a mover en forma extraña. Era la gabarra que nos cruzaba de Durán a Guayaquil.
(...) gracias a la codicia de los gobernantes servimos en bandeja la pobreza al crimen, y entró por la puerta grande...
(...) la idea de enseñar a respetar, a convivir... no se merece la tormenta rabiosa de comentarios en contra.
Es hora de educar con palabras, con abrazos, no con golpes. Solo así romperemos el círculo vicioso del maltrato.
Yo como librera debería detestar a este autor que no cree en las librerías y no vende ahí sus libros, pero no puedo.
¿Servirá volver a la educación cívica que con las mejores intenciones propone la ministra Alegría Crespo?
Así nos crio, con lo suficiente. Y así hemos vividos todas nosotras: con lo suficiente, sin lujos y sin pobreza, con toda la dignidad...
(...) culpables somos todos, en menor o mayor medida, pero todos tenemos responsabilidad en lo que ahora vivimos.
Ecuador es un país de gente enferma, de gente gratuitamente enferma y mal tratada por un sistema precario y corrupto.
Y ¿si este país tuviera colchoneras públicas? ¿Se imaginan lo bueno que sería? ... sería un trabajo valorado...
Hoy no será la excepción, me digo a diario. Nada me detendrá. Tengo el título, bueno, tengo dos y aún no decido...
Simplemente fuimos dos mujeres que nos respetamos y quisimos mucho; y, que también nos admiramos mutuamente.
La belleza del texto me corta la cara más que el viento del páramo; una rara tristeza, que pesa más que el poncho...
Vote siempre sin pensar, déjese llevar por los ofrecimientos que usted sabe que nunca se cumplirán...
¿Cómo ejercen los políticos su cinismo con tal profesionalidad?, me pregunto sin hallar respuesta.
No me gusta, no quiero, me opongo a vivir con miedo, pero sé que no hay salida, que todo todo todo llegó para quedarse...
Era el año 1979 o 1980 cuando le presenté al erudito profesor mi plan de tesis titulada “El derecho a morir”.
No quiero escribir de muertes y la página se me llena de sangre. No quiero hablar de violencia y aparecen los fusiles, las armas...
(...) comer, leerle un poema, reírte o abrazar a quien tiene sus ojos fijos en esa cojuda pantallita, suele ser terrible.