Cada pabellón de la Penitenciaría del Litoral fue requisado por más de 1.500 policías. Se hallaron dos fusiles, seis armas cortas, y en algunos pabellones, los más conflictivos, las puertas de acceso eran de acero y tenían blindaje, lo que complicó la llegada de los uniformados y les dio tiempo a los reclusos de esconder los objetos prohibidos.