Era el primer día para uno de los policías que formó parte de la cápsula que resguardaba al candidato a presidente del Ecuador, Fernando Villavicencio. No era su primera misión, pues ha pertenecido por trece años a la Policía Nacional. El hombre de 38 años pidió mantener su identidad bajo reserva, aunque se mantiene con resguardo policial después de haber resultado herido la tarde del 9 de agosto.

En total fueron nueve personas las que resultaron heridas en el ataque que terminó con la vida de Villavicencio, perpetrado la tarde del miércoles, en el norte de Quito. Tres de ellos son policías, quienes recibieron atención de emergencia en distintas casas de salud y después fueron trasladados al Hospital de la Policía.

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El agente que accedió a hablar con este Diario, expresó que sabía que su trabajo en la Unidad Nacional de Protección y Seguridad suponía un riesgo, pero que no se imaginó que esa tarde terminaría con una herida de bala en el cuerpo.

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Esa tarde, mientras Fernando VIllavicencio salía del colegio Anderson, entre los gritos de seguidore, sintió un impacto fuerte por la espalda, cayó de inmediato a causa del disparo, pero por la adrenalina del ambiente se levantó y siguió con el procedimiento. Su siguiente acción, según contó, fue poner a buen recaudo a uno de los presuntos sospechosos que fue llevado hacia la acera.

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“Solamente pensé en seguir con el trabajo, sentí un dolor en el estómago, pero tenía que continuar porque había más compañeros y bastante personal civil que estaban en riesgo (…), lo primero que pensé fue en Dios, ponerme en las manos y que sea lo que Dios quiera”.

El policía, al ser su primer día en esa cápsula de seguridad, no compartió mucho con Villavicencio, sin embargo, puntualizó que era una persona cordial en el poco tiempo de contacto. El primer anillo de seguridad estuvo conformado por cinco policías, en el lugar también hubo presencia de servidores de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), según relató el policía, ahora en recuperación.

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Afuera de las habitaciones existe un dispositivo de seguridad que resguarda a los agentes que resultaron heridos en los exteriores del colegio Anderson, lugar en el que Villavicencio tuvo un mitin político, el último, antes de ser asesinado.

Graciela Benalcázar, jefa de control del Hospital N1 de la Policía Nacional, señaló que los policías se mantienen bajo una terapia de antibióticos y uno de ellos bajo observación especial. La doctora especificó el estado de salud de cada uno de los uniformados:

El cabo segundo Ricardo O. presentó un trauma abdominal, con un orificio de entrada de bala en el lado derecho y salida por el frente del abdomen, fue atendido en el Eugenio Espejo y después trasladado al hospital policial. Su diagnóstico es estable, se mantiene con antibióticos.

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El cabo primero Jhony C. recibió una herida de bala a la altura del abdomen, sin embargo, en este caso la bala ingresó y no salió del cuerpo. El proyectil causó ocho perforaciones a nivel intestinal. Fue atendido de emergencia en la Clínica de la Mujer, a pocos metros de donde se cometió el atentado y al lugar al que fue trasladado también el presidenciable Fernando Villavicencio. El agente fue sometido a una intervención quirúrgica y después trasladado al hospital de policías.

Al momento se encuentra en observación, es un paciente que está bajo mucho cuidado por las lesiones causadas en el cuerpo. Está siendo sometido a controles diarios, mientras se mantiene en estado de observación.

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El tercer herido es el cabo primero Christian R., quien tuvo una herida de bala a nivel occipital. Él tuvo el paso de un proyectil por la parte posterior de la cabeza, solo comprometió piel y tejido subcutáneo. Benalcázar agregó que la bala pasó a escasos milímetros del hueso del cráneo, al ingresar al hueso y tocar el cerebro, su destino hubiese sido diferente.

La médica especialista puntualizó que en el lugar los tres servidores policiales se mantienen bajo resguardo policial y el acceso a la zona es restringido. (I)