La Asamblea Nacional disuelta por el presidente Guillermo Lasso tenía entre el 91 % y 96 % de desaprobación nacional, según varias encuestadoras. De hecho, más del 70 % de ecuatorianos ve con buenos ojos la llamada muerte cruzada. Es que el repudio al Legislativo era notorio en las calles y en conversaciones entre familiares y amigos: “Que se vayan todos”, una de las frases más escuchadas.