La consigna era clara por parte de cerca de 300 indígenas y campesinos que se tomaron, la noche del 22 de junio, la subestación eléctrica en Tisaleo, Tungurahua: dejar sin electricidad a Guayaquil, una ciudad que alberga a casi tres millones de ecuatorianos. Aunque los técnicos explicaron a los manifestantes que apagar la subestación no dejaría sin energía al Puerto Principal, igual se tomaron las instalaciones.