Los fieles empezaron a acceder este miércoles a la capilla ardiente del papa Francisco, instalada en el interior de la basílica de San Pedro, para presentar sus respetos al primer pontífice latinoamericano.

El ataúd con los restos mortales de Jorge Mario Bergoglio se instaló, abierto, ante el imponente baldaquino barroco de la basílica, con su inseparable rosario entre las manos y casulla roja.

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El papa venido “del fin del mundo”, elegido en 2013, inicia así su último viaje que concluirá el sábado con su entierro en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, el primero de un pontífice fuera del Vaticano desde León XIII en 1903.

El féretro abierto del papa Francisco, llevado en procesión a hombros por los 'sediarios' pontificios y escoltado por la Guardia Suiza, llegó a la basílica de San Pedro y fue colocado ante el Altar de la Confesión antes de que los fieles puedan darle el último adiós. EFE/ Mario Tomassetti/dicasterio

Para darle su último adiós, centenares de fieles esperaban desde primera hora de la mañana en la plaza de San Pedro, donde el domingo se dio un último baño de multitudes a bordo de su papamóvil.

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“Tenía que venir”, aseguró a AFP Ana Montoya, una mexicana de 33 años que esperaba su turno con una cruz dorada y un rosario colgando del cuello, para poder despedirse en persona de Francisco, “un miembro de la familia”.

“Representaba lo que la Iglesia debe ser”, agregó.

“¿Crees que puedo lograrlo?”, dijo el papa Francisco antes de su último paseo en el papamóvil

Su féretro fue trasladado a hombros en la mañana en procesión desde la residencia de Santa Marta, donde falleció el lunes a los 88 años, hasta San Pedro.

Al ritmo de plegarias y repique de campanas en un soleado día de primavera, el cortejo fúnebre estuvo acompañado de cardenales y guardias suizos. Y cuando atravesó la plaza, los fieles presentes rompieron en aplausos.

A diferencia de sus predecesores, su cuerpo no se depositó en un catafalco. Fue una petición expresa del líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo, que aspiraba a una mayor sencillez y sobriedad en los ritos.

EFE/ Simone Risoluti

“Último capitán de la iglesia"

Roma se prepara para acoger a decenas de miles de católicos en los próximos días. Cuando su predecesor Benedicto XVI falleció el 31 de diciembre de 2022, 200.000 personas se recogieron ante su ataúd.

Pero con su estilo austero y cordial, el jesuita argentino despertó un mayor fervor popular durante sus 12 años de pontificado, que le valió también críticas del sector más conservador de la Iglesia católica.

Ante la marea humana prevista, las autoridades desplegaron este miércoles varias medidas: barreras metálicas para canalizar la llegada de visitantes, distribución de botellas de agua y un refuerzo de los controles de seguridad, entre otras.

Para acceder a la basílica de San Pedro, los fieles deben pasar por controles de seguridad similares a los de los aeropuertos, colocando sus pertenencias en escáneres de rayos X y atravesando detectores de metales.

Grupos de policías uniformados montan guardia en las distintas entradas vigilando las tranquilas colas, y algunos patrullan también por las calles que conducen a la basílica. (I)