La ONU va a apoyar las escuelas clandestinas para niñas en Afganistán, y además financiará y patrocinará la educación por internet para todas las niñas obligadas a abandonar el sistema educativo tras la escuela primaria.

El Enviado de Naciones Unidas para la Educación Global, el británico Gordon Brown, ofreció este martes una rueda de prensa virtual, con ocasión del segundo aniversario de la toma del poder de los talibanes, en la que se centró en los esfuerzos para revertir la orden del régimen talibán de excluir a las niñas de la escuela secundaria y la universidad.

“Vamos a financiar y patrocinar el aprendizaje por internet (y) vamos a apoyar las escuelas clandestinas, así como apoyaremos la educación de las niñas obligadas a abandonar Afganistán”, dijo Brown, que no quiso dar detalles sobre esas escuelas secretas “por miedo a que las cierren”, pero especificó que “varias organizaciones están apoyando a estas escuelas clandestinas”.

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Además, anunció que ha llevado la cuestión de la exclusión de las niñas de las escuelas al Tribunal Penal Internacional y ha explicado al Fiscal Karim Khan sus argumentos: prohibir la educación femenina equivale a “un apartheid de género” y puede ser considerada como “un crimen contra la Humanidad”.

Según Brown -que aún no ha recibido la respuesta de Khan-, esa prohibición viola al menos tres convenciones internacionales de la ONU: la de derechos de la infancia, de derechos de las mujeres y de derechos económicos y sociales, toda vez que la educación es “un derecho fundamental”.

Niñas afganas a su llegada a clases a un centro educativo el pasado enero en el distrito Dand de la ciudad de Kandahar, antes de su cierre tras la prohibición a la mujer de trabajar en ONG's y otras instituciones internacionales, emitida por los talibanes. Foto: STRINGER

Brown dijo que la comunidad internacional “puede y debe hacer más” para obligar a los talibanes a revertir esa decisión, y sugirió, por ejemplo, que Estados Unidos y el Reino Unido sigan el ejemplo de la UE para aplicar sanciones concretas a Afganistán, o que los países musulmanes manden a una delegación a Kandahar -feudo del régimen talibán- para explicar cómo el islam no apoya de ningún modo privar a las niñas de educación.

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Dijo saber que hay “grietas en el régimen” afgano sobre las cada vez más estrictas medidas contra las mujeres -la última de ellas, su exclusión de lugares públicos, incluidos cementerios- y que el mundo debería explotarlas para hacer entrar en razón al núcleo duro del régimen atrincherado en Kandahar. EFE

Afganas piden apoyo para estudiar en su país

Somaya Faruqi, capitana del equipo femenino de robótica local, quien tuvo que emigrar para poder cumplir su sueño de infancia: estudiar ingeniería, es el rostro de la campaña del fondo mundial de la ONU para educación en situaciones de emergencia y crisis Education Cannot Wait (ECW, La educación no puede esperar) que, con el lema #AfghanGirlsVoices, quiere llevar el grito de ayuda de las jóvenes afganas a todo el planeta.

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Desde que llegaron al poder en Afganistán hace dos años, los talibanes le han prohibido el acceso a la educación secundaria y universitaria a más de 1,1 millones de jóvenes afganas.

Miembros de los talibanes celebran el segundo aniversario de la toma de posesión del gobierno afgano, en Kabul, Afganistán, el 15 de agosto de 2023. La subida al poder de los talibanes en 2021 ha supuesto la interpretación extremista de la Shariah o ley islámica. Foto: EFE

Al igual que muchos compatriotas cuando los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021, Faruqi salió del país junto con las nueve compañeras de aquel equipo de robótica conocido como “Las soñadoras afganas”. Ahora cursa ingeniería mecánica en Estados Unidos con una beca del Fondo de Desarrollo catarí.

Espera que la campaña #AfghanGirlsVoices, que presenta testimonios desgarradores de niñas y jóvenes cuyas vidas se han visto abruptamente alteradas por la prohibición de estudiar y formarse, “traiga de nuevo la atención del mundo a las jóvenes afganas” ya que en sólo dos años “Afganistán parece haber sido olvidado”, dice por teléfono desde California a la AFP.

“Tenemos que asegurarnos de que tienen acceso a las mismas oportunidades (que los hombres) y a la educación, porque la educación es la llave de la libertad”, dice.

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El 18 de septiembre de 2021, un mes después de volver al poder del que habían sido expulsados dos décadas antes, los talibanes impidieron el acceso a la educación secundaria a las jóvenes.

En diciembre de 2022 les cerraron también las puertas de las universidades, además de prohibir a las mujeres trabajar en muchos sectores, pese a que muchas son el único sostén de familias en las que muchos hombres murieron en la guerra. (I)