“Fuimos víctimas de un hombre que conducía ebrio y chocó el vehículo en el que íbamos. El choque fue tal que nos viramos al carril contrario a la altura de uno de los semáforos de la avenida Juan Tanca Marengo (en Guayaquil)”, dice Maritza Solís, de 59 años de edad, a quien la vida le cambió tras este accidente de tránsito ocurrido hace 30 años, el 14 de febrero de 1992.