Nota de redacción: Esta entrevista debió ser exclusiva para nuestros suscriptores, pero la ofrecemos abierta a todas nuestras audiencias como un servicio a la comunidad.


El proyecto Ana, creado en marzo de 2024 por la primera dama Lavinia Valbonesi, está presente con oficinas en siete de las 24 provincias del país, destaca la esposa del presidente de la República Daniel Noboa, que en mayo próximo iniciará un periodo de cuatro años en el poder.

En estos casi catorce meses, Valbonesi afirma a EL UNIVERSO que han llegado con capacitaciones y ayudas a más de 90 mil mujeres de manera presencial y en línea.

El objetivo es ampliar la cobertura presencial a las 24 provincias del país hasta mediados del 2026.

La ayuda se centra en conseguir empleo o dar las herramientas para que emprendan a las mujeres que enfrentan algún tipo de violencia. También habrá un centro de acogida y un espacio para niños con autismo.

Todo con aportes del sector privado. “Lo que hago es completamente desconectado de las cosas del Gobierno”, sostiene.

Antes, la primera dama trabajaba con el INFA (Instituto de la Niñez y la Familia), que desapareció. ¿Cómo encuentra la respuesta del sector privado para ayudar a través de la Fundación Ana?

Al inicio llegué como la primera dama más joven, la primera dama influencer, la primera dama que verdaderamente nadie conocía. Llegué con un proyecto en mi cabeza, en papel, a tocar muchas puertas. Como empresas privadas buscan darle recursos o ayudas a proyectos que ya están tangibles, en los que puedes ver el resultado, puedes ver qué van a hacer también con ese dinero y con esas donaciones.

Al ser nueva en esto, parto desde cero, fue difícil, muchas puertas no se abrieron, pero la verdad que soy muy persistente y también muy creyente.

Creo que cuando uno busca verdaderamente servir, Dios te abre todas las puertas, y, gracias a Dios, después de muchos intentos de tocar muchas puertas, la gente fue creyendo y a raíz de esas diferentes oportunidades que se han ido aprovechando, creo que he demostrado en múltiples ocasiones que no necesito un rol específico, ni un presupuesto, ni nada que venga directamente del Gobierno para aprovechar esta oportunidad de acompañar a mi esposo Daniel en este puesto de servicio.

¿A cuántas personas se ha llegado con el proyecto Ana?

(Se han hecho) Un montón de cosas. Me pone muy feliz contar que el proyecto Ana de manera presencial ya está en siete provincias del país con diferentes tipos de cursos, desde repostería, conducción, marketing digital, inglés, ventas, tengo una rama muy extensa.

También lanzamos una plataforma en línea en la que se pueden inscribir proyectoana.org, en la que ya tenemos más de 80.000 inscritas, teniendo estas clases a nivel nacional, hemos abarcado todas las provincias del país (en línea).

Son servicios en los que damos inglés, farmacología, marketing digital, educación financiera, ventas. Una realidad de las mujeres del país es que no pueden salir de sus hogares, dejar a sus familias, no tienen los tiempos o los recursos para la movilización y en los múltiples recorridos es lo que me pedían, me pedían capacitaciones, más que caridad, una herramienta para poder salir adelante. Y de eso se trata proyecto Ana, de darles segundas oportunidades.

También el proyecto Ana ya abrió las puertas del Centro Integral Ana, que queda en Quito, en el que ofrecemos asesoría jurídica, psicológica. Ahí también damos los diferentes cursos de manera presencial.

Estamos creando un espacio para dar apoyo a los niños que sufren de autismo porque es una necesidad. Es verdad que estos niños también son bastante vulnerados. En base a la necesidad hemos creado estos diferentes espacios y este específico estará abierto en los próximos dos meses.

También ya hemos comprado el espacio donde vamos a crear nuestro primer centro de acogida, espero que en dos o tres meses ya tenga abierta sus puertas al 100 %.

Capacitamos a más de 90.000 mujeres, entre presenciales y en línea. Hemos hecho mucho con el proyecto Ana, específicamente cuando hablo de la capacitación y la educación.

Por medio de la Fundación Ana llegamos a todas las provincias del país, se ha ayudado a más de cien mil familias en base a las diferentes necesidades. Fundación Ana está donde el país lo necesite. Es verdad que tenemos una meta muy clara, sacar a las mujeres de nuestro país adelante por medio de la educación y el empleo, pero como lo digo, creo que cuando uno busca servir las puertas se abren, y si hay alguna emergencia o necesidad, voy a tocar todas las puertas para poder ayudarlos.

Uno de los ejes del proyecto Ana es la prevención que tiene que ver con la educación en valores. ¿Se ha hecho una conexión con el Ministerio de Educación para trabajar en paralelo con niñas y niños sobre los efectos de la violencia doméstica?

Sí, el ministerio (de Educación) tiene varios proyectos enfocados en la prevención, educación en valores y lo que hago es darles un complemento, ya que dentro de las instituciones públicas y particulares, el ministerio les exige cierto tipo de cursos, charlas enfocadas en prevención.

Lo que hago es ofrecer a los niños en las diferentes provincias de manera presencial, en las que ya estamos, actividades artísticas, culturales porque creemos que una forma de alejar a los niños de estos ambientes de violencia es mantenerlos también ocupados. Trato de complementar las cosas que ya ofrece el Gobierno.

Usted habla de complementar y el otro eje del proyecto es la empleabilidad, lo que es complejo. ¿Cómo avanza esta parte tan importante?

Cuando creé el proyecto empecé a escuchar las necesidades. Por eso recalco la frase que las mujeres no buscan caridad sino oportunidades. Y por eso me he enfocado tanto en el empleo, lo he hecho gracias a tocar muchas puertas en empresas privadas.

Llegamos a muchas empresas que nos dan las plazas de trabajo cuando ellas terminan ciertas capacitaciones. En las siete provincias ya hemos empleado a casi la mayoría de las mujeres. El resto que no han sido empleadas, las hemos ayudado a empezar sus emprendimientos.

Por ejemplo, el caso de Choco Emprende Ana, les enseñamos a hacer chocolates, las cajas plantables. Imagínese aprender a hacer la caja en la que venden los chocolates a base de semillas. Que tu cliente compre la caja y salga una planta de zanahorias, es increíble.

Entonces, a las mujeres les enseñamos a realizar más servicios, cómo empezar sus emprendimientos, y a las que no, les ayudamos a emplearse por medio de las plazas de trabajo de la empresa privada...

Es positivo que las mujeres aprendan a emprender por sí mismas, pero también necesitan un presupuesto. ¿Hay una conexión con los planes de financiamiento del Gobierno?

La verdad es que todo lo que hago es completamente desconectado de las cosas del gobierno, si es que las mujeres después de realizar el curso, por cuenta de ellas, aplican a las cosas del gobierno, ese es otro tema, pero no es algo que yo me encargo.

Y hay capacitación también en el área financiera.

Ahí tenemos educación financiera de manera presencial y en línea en la plataforma de proyecto Ana, que es una de las más importantes. Me reúno con tantas mujeres, gremios, emprendedoras, que me pedían cómo manejar sus negocios, cómo hacer que sus negocios crezcan porque ellas empiezan porque saben cocinar, tejer, hacer pulseras o lo aprenden, pero no saben cómo vender el producto, cómo empezar a ahorrar, cómo tener mayor rentabilidad.

Cursos como repostería, belleza, han sido los que más acogida tienen. Son cursos en los que normalmente no se las puede emplear dentro de un lugar específico, sino que ellas crean y ofrecen sus servicios.

En Choco Emprende Ana, por ejemplo, que lo tenemos en la provincia de Pichincha, les enseñamos inglés, contabilidad, redes sociales, tratamos de complementar todo para que ellas obviamente tengan todas las herramientas para salir adelante.

¿Cómo se inscriben en uno de estos cursos?

Tenemos la página web proyectoana.org, ahí ellas ponen sus datos. Y puede ser por las clases en línea o también por medio de las redes sociales del Proyecto Ana. Nos dan su información, les estamos constantemente respondiendo para que se puedan inscribir.

Justo ayer (jueves 24 de abril) estuve en la provincia de Los Ríos (en Babahoyo) inaugurando nuestra primera clase de belleza de manera presencial. Las inscritas fueron registradas por medio de las redes sociales.

¿Para cuándo se ampliará el proyecto Ana al resto de provincias de manera presencial?

He estado en todo el país, me faltarán tres o cuatro provincias (por visitar), que lastimosamente no logré llegar por tiempo y por mis hijos, que eso es lo que me complica, pero voy a llegar. De manera presencial porque de manera online ya estamos en todo el país inscritas. Espero que sea a mediados del próximo año (lo de estar en las 24 provincias del país).

Espero para julio de este año ya estar en diez provincias de manera presencial, que no es una meta muy difícil porque ya estamos en siete. Lo quiero hacer bien, no quiero solamente ir y ofrecer el curso, quiero ir y ofrecer el curso y la oportunidad de emplearse, de empezar sus emprendimientos. Tener muchas más herramientas, es algo que igual toma tiempo, porque con la bendición de Dios, el proyecto Ana ya no es un proyecto.

Hablaba de eso con mi equipo, creo que tenemos que cambiarle el nombre porque ya no es un proyecto, ya es una realidad que ha transformado miles de vidas.

Valbonesi en una entrevista exclusiva con EL UNIVERSO. Foto: Jorge Lozada S.

¿Y es una fundación formal?

Es una fundación formal que obtienes los beneficios (como los tributarios) si tú apoyas. Lo hemos hecho todo, por eso también en ciertas cosas nos hemos tardado, lo hacemos tocando puertas. Es algo que empezó hace un año y dos meses, hacemos muchas cosas, las queremos seguir haciendo con rapidez, pero con resultados reales.

En los encuentros destaca que siete de cada diez mujeres en el país han sufrido algún tipo de violencia. ¿Cuál es el hecho que más le ha impactado?

Tengo miles, lastimosamente, porque a mí me llegan muchas historias, hay muchas cosas que que te mueven, como cuando me llega una mamá contándome que sus hijas fueron abusadas por sus tíos, que no pueden hacer nada, que no tienen los recursos, que buscan que las ayude para que no les vuelva a pasar y poder controlarlo, son historias que te duelen.

Pero así como hay muchas historias de dolor, también tengo muchas historias de éxito porque son mujeres que han demostrado, han creído en su capacidad, han cortado estos círculos de violencia.

Por ejemplo, justamente en uno de nuestros cursos en Quito, se estaban graduando, hicimos una graduación muy bonita en la Universidad San Francisco que nos prestó el espacio. Allí había una chica que nos saludó y agradeció por la oportunidad que le había cambiado la vida. La profesora nos contó que cuando ella empezó el curso, llegaba golpeada en diferentes zonas, pero poco a poco, conforme fue avanzando, fue empezando su emprendimiento y el día de su graduación había abandonado a su abusador, había empezado su emprendimiento y estaba viviendo independientemente con sus hijos gracias al proyecto Ana.

Es increíble poder ver que esas historias de dolor se transforman en historias de éxito, en ejemplo para todas las mujeres que vengan después de ella. De eso se trata el proyecto Ana, de ofrecer oportunidades que se vayan multiplicando, que las mujeres que han logrado cortar estos círculos de violencia, se vuelvan ejemplos, voces para las mujeres que vienen después.

Es posible volverse económicamente independiente por ellas, por sus familias, por más que muchas veces se puede ver el camino tan difícil cuando ellas están sufriendo tanto.

¿Qué le diría usted a una mujer que no se ha atrevido a romper ese círculo de violencia por temor al daño físico, a lo que dirán en su entorno social o por un tema económico?

Les puedo decir que no se sientan juzgadas, que es una de las cosas más comunes que ellas suelen sentir cuando son víctimas de violencia. Tienen mucho miedo a contar lo que están pasando y sufriendo porque piensan que las van a juzgar. Somos un país también bastante conservador todavía, entonces da mucho miedo y eso es lo que también escucho bastante de ellas, por eso a veces tardan en buscar ayuda.

También es importante que sepan que no están solas, que estoy aquí para luchar con ustedes y que no tengan miedo a buscar una segunda oportunidad, que crean en ustedes, porque esto es más allá de palabras. Es una realidad que las mujeres podemos salir de estos círculos de violencia, tomar las riendas de nuestra vida, empezar desde cero por nuestro futuro y el de nuestros hijos.

¿Hay una proyección de lo que será el presupuesto que requiere para brindar este servicio a las mujeres sin contar con los ingresos estatales?

Sí tenemos un presupuesto en mente, pero más que un presupuesto económico, hemos hecho una planeación de lo que queremos en base a educación y empleo porque son los pilares principales.

Entonces, sí necesitamos dinero para gastos extras, emergencias que salen fuera de lo que nos planteamos como proyecto, quisiera ser un pulpo y ayudar en múltiples cosas, pero la realidad es que si trato de ser un pulpo me voy a desenfocar y no voy a poder cumplir con las metas propuestas.

Más que un tema económico, quiero oportunidades. Voy a seguir tocando las puertas necesarias para que las universidades, los institutos, las empresas me den empleo y educación para estas mujeres porque creo que más que darles una ayuda económica, es darles una herramienta para que ellas se vuelvan económicamente independientes. (I)