Washington Freire Bautista (51) se muestra aún profundamente dolido porque hace cerca de un mes enterró a la última de sus cuatro hijas, María Paula (15).

La familia dice que la muerte fue por una presunta mala práctica médica, luego que a eso del mediodía del 1 de mayo ingresó al hospital General Docente Ambato (HGDA) con un dolor estomacal.

Al siguiente día le dijeron que debía comprar una receta para la intervención quirúrgica del intestino con el médico especialista, porque comentó que tenía el intestino virado.

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Dijo que tenía algunas inquietudes, pero el galeno no le atendió y más bien le hicieron firmar, aparentemente a presión, la autorización para la cirugía.

“Si usted desea que la niña se muera, no firme, y si desea que viva, firme”, recuerda que le dijeron.

El 3 de mayo ingresó al quirófano, luego de lo cual continuó el dolor de estómago e incluso tuvo náuseas y vómitos. El personal del hospital le indicó que era producto de la cirugía, que no se preocupara porque iba a pasar.

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Freire dijo que quince días pasó su hija internada en el HGDA, pero que no recibió un buen trato del personal, empezando por los guardias de seguridad. Le hicieron comprar recetas costosas, que incluso en la farmacia le recomendaron que llevara los medicamentos genéricos, pero que en el hospital no le aceptaron.

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A los quince días, el médico que la intervino le dio de alta, contó el progenitor, pero su hija continuó con los dolores y ante el llamado al galeno, les indicó que le debían seguir dando las medicinas.

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Pero regresó al HGDA el viernes 19 de mayo porque ya no soportaba los dolores y se le inflaba el pecho. Tuvieron que comunicarse al ECU911 para que le asistiera una ambulancia, la llevaron de emergencia a la casa de salud, en donde la estabilizaron, y en esa noche la ingresaron nuevamente a cirugía con otro médico. Al final le informaron que se le había roto el uréter.

Su hija ingresó a UCI (unidad de cuidados intensivos). Después de irse a su casa a descansar,
regresó el sábado a eso de las 07:00, pero nadie le dio información del estado de ella y recién cerca de las 14:00 le indicaron que estaba muy grave, con un cuadro muy delicado.

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Comentó que averiguó la gravedad de su hija por la rotura del uréter y comenzó el viacrucis para que le ayudaran derivándola a otra casa de salud para que fuera intervenida de urgencia. Le indicaron que activaron la alarma en la red pública. La iban a llevar a Guayaquil, pero les informaron que no había quirófanos.

Recibió la llamada del médico que le hizo la primera intervención para ratificar que se había roto el uréter, que dispuso que la estabilizaran y solicitado la transferencia a un hospital de tercer nivel.

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Luego de tantas gestiones, a eso de las 02:30 del domingo 21 de mayo salieron al Baca Ortiz de Quito. Ahí volvió la angustia por conseguir ambulancia. En el HGDA le indicaron que la única posibilidad para poder ayudarlo es haciendo el pago de los gastos de la ambulancia y del conductor, $ 60, así lo hizo.

“Ahí le brindaron una buena atención, lo que nunca recibió aquí en Ambato”, pero le indicaron que tenía un cuadro complicado.

Cerca de las 22:00, en la cirugía en Quito, el urólogo le informó que el riñón estaba muy dañado, que el uréter roto había sido consecuencia de la primera intervención, lo que provocó que tanto la orina como heces no pudieran ser evacuadas.

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Explicó que en el Baca Ortiz estuvo diez días, le practicaron cuatro cirugías, a la quinta ya no llegó. Falleció el 9 de junio a las 18:00. Le enterraron el 11 de junio en Ambato.

“Le cortaron muchos sueños que tenía, era una niña muy tierna y cariñosa. Incluso en la unidad educativa Luis A. Martínez, en donde estudiaba el primer año de bachillerato de Informática, le rindieron un homenaje”, aseguró.

Sin poder contener el llanto, Freire refirió que el lunes 12 de junio se acercó al médico que le hizo la primera operación para que explicara por qué no tomó las medidas en el caso de su hija, nunca le indicó nada. El gerente le dijo que iban a tomar las medidas correctivas, pero que hasta la fecha no recibe ningún informe.

Aseveró que ante el silencio en el HGDA, el 14 de junio procedió a poner la denuncia por el delito de homicidio culposo por mala práctica médica en la Fiscalía, porque no quiere que la muerte de su hija quede en la impunidad.

Hasta el momento se solicitaron las historias clínicas en las dos casas de salud en donde estuvo María Paula.

“Mi lucha va a ser porque haya una mejora, un cambio en la atención en el hospital (Ambato), no puede ser justo que sigan falleciendo angelitos inocentes por no recibir una atención inmediata adecuada. Que se erradique esa mala atención que hay desde la puerta de ingreso, no hay la ayuda necesaria”, aseveró.

Este Diario contactó al Departamento de Relaciones Públicas del HGDA para tener el pronunciamiento del gerente, pero indicaron que no van a dar declaraciones porque se encuentra en investigación en la Fiscalía, para lo cual en la casa de salud se brindan todas las facilidades.

Con relación al maltrato que habría recibido el padre de la paciente, se hizo una auditoría del caso para establecer mejoras y sanciones si hay responsabilidades comprobadas. (I)