Etsá llegó después de su vuelo perimetral alrededor de la pista de aterrizaje del aeropuerto Mariscal Sucre de Tababela, en el nororiente de Quito. El águila alemana había terminado su trabajo diario, y en su buche tenía su recompensa: un poco de codorniz o pollo crudo. Después fue trasladada a su habitación para que descanse hasta su próxima misión.