Óscar Bazantes, quien nació y creció en San Antonio de Pichincha, en el norte de la provincia, es un cronista -según dijo- que cuenta el legado o la memoria local a través de las generaciones.

Forma parte de la denominada Red de Cronistas de Pichincha, que se creó mediante encuentros entre la ciudadanía y que busca ser la voz de la gente que ha vivido en las parroquias.

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Hubo mesas de trabajo para la conformación de la Red de Cronistas. Foto: Cortesía

El objetivo es mantener viva la memoria colectiva y fortalecer la identidad comunitaria. Es un proyecto de la Prefectura de Pichincha.

Además se busca promover el desarrollo sociocultural mediante la recopilación y difusión de historias locales, enfocarse en la formación en escritura y poner en valor las vivencias de cada territorio mediante expresiones artísticas.

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Bazantes se reunió con otras personas del noroccidente de Pichincha, como Puéllaro, Perucho, Calacalí, el Chocó Andino.

Contó que a través de su profesión de ingeniero en Diseño Industrial puso en práctica un proyecto que investigó sitios arqueológicos del valle de Lulumbamba, por medio del cual hizo una recopilación histórica.

“En San Antonio tenemos al Quito milenario, aquí se asentaron pueblos antes que el inca, antes que el español, aquí está toda la identidad, pero se conoce poco”, dijo.

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Carmen Moncayo, quien vive en la parroquia Belisario Quevedo y forma parte de la red del centro histórico, mencionó que el grupo busca tener un acercamiento vivencial y de la experiencia para que sean los mismos actores los que cuenten la historia para que esta no se pierda.

Expresó que en los libros de historia -en ocasiones- no se incluye la vida de las abuelitas, de las mujeres que trabajan en las calles, de los profesores, por lo que se trata de recoger estas experiencias e igualmente de involucrar a los jóvenes.

Moncayo, quien trabaja en un instituto de turismo y patrimonio ubicado en el centro de la capital, contó que los jóvenes estudiantes contaron su historia desde su vivencia y esto se recopiló en libros. Se escogieron, por ejemplo, íconos del centro histórico como El Panecillo.

Indicó que se plantea que ahora los libros que se recopilaron de las vivencias y las experiencias sean trasladados a un proyecto piloto donde se involucre a jóvenes en talleres de pintura, poesía, danza, para que se mantenga en la memoria colectiva. Se espera que la iniciativa sea itinerante y recorra diversas provincias.

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Las historias recopiladas se plasmaron en publicaciones. Foto: Cortesía

Cristian Pino, director de Cultura y Patrimonio de la Prefectura de Pichincha, indicó que se está realizando una exhibición fotográfica del trabajo que implica el proyecto Cronistas Locales, que se inició en 2022 a propósito de la conmemoración del bicentenario de la batalla de Pichincha. Se planteó la idea de levantar una memoria histórica de las parroquias rurales y barrios más importantes.

Con trabajo comunitario se identificaron hitos históricos de cada parroquia, que a criterio de la comunidad implica o representa la identidad de esa zona y cómo eso coadyuva a la identidad provincial.

“Al evocar a Guayllabamba vienen a la memoria el exquisito aguacate, la dulce chirimoya, el inigualable locro de papa, el famoso zoológico, su maravilloso clima y el paisaje característico de los bosques subtropicales secos. Desde la ingenuidad y la ignorancia se cree que esto fue siempre así, nada más alejado de la realidad”, se lee en una exhibición de las características de la parroquia rural de Guayllabamba, que fue presentada en una feria en el Centro de Exposiciones Quito.

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La iniciativa de ese gobierno local ha incluido 54 parroquias rurales, dos cantones del noroccidente, 21 barrios de Quito y de Cayambe. Se crearon grupos de trabajo. Inicialmente se capacitó en elementos de investigación histórica, redacción, sintaxis.

Como resultado hay una muestra que se presenta en algunos eventos y se ha hecho lanzamiento de una colección de cinco volúmenes que recoge 80 crónicas contenidas en 600 libros.

Para 2025 el proyecto continuará con la consolidación de la red para seguir ampliando la memoria histórica. Actualmente la red la integran unas 800 personas.

La meta es generar vínculos de cooperación para que se mantenga más allá de la administración provincial. Los libros ya editados se los distribuirán en centros tecnológicos de esa entidad provincial, y lo propio se lo hará en escuelas y colegios, en una primera fase.

La inversión del proyecto es de alrededor de $ 250.000. (I)