La fanesca se suele consumir justamente en los días de Semana Santa, especialmente entre el jueves y el viernes, aunque puede parecer contradictorio que se acostumbre comerla en una fiesta religiosa donde se insta a los fieles a practicar la abstinencia.

La fanesca es un plato contundente porque combina una variedad amplia de granos, condimentado además con maní, bacalao, trozos de maduro frito y mini empanadas.

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Al ser una preparación muy elaborada, la fanesca siempre ha sido un plato que requiere mucho tiempo de trabajo y en ocasiones varias manos, por ello hay familias que se reúnen para cocinarlo y poderlo disfrutar, pero si no tiene tiempo para dedicarse a realizar usted mismo el plato, desde el mes de marzo es posible encontrar conseguir la fanesca en muchos restaurantes.

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La fanesca no es el único plato típico que se suele consumir en esta época de Semana Santa, porque también hay la costumbre de comer humitas, esa preparación de maíz tierno cuya masa se cocina envuelta en hojas de choclo, que se suele acompañar con café en agua.

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Foto de archivo de humitas.Foto de Víctor Álvarez

Una costumbre arraigada, sobre todo en las provincias de la sierra ecuatoriana, es complementar la fanesca con un postre de higos cocinados en miel de panela y servidos con queso fresco.

Foto de archivo del plato de higos con queso. Foto de Víctor Álvarez

Tradicionalmente, hay otra preparación gastronómica para esta época de religiosidad; se trata del Molo, un puré condimentado con maní que se suele presentar como si fuera el monte Gólgota, donde crucificaron a Jesús. En este plato, tajadas estrechas de queso emulan las tres cruces: de Jesús al centro acompañado del ladrón bueno y del ladrón malo, a su derecha e izquierda respectivamente. (I)

Vista de un plato de fanesca rodeado de los ingredientes que lo conforman. En el local la acompañan con molo con queso y lechuga, dulce de higo, arroz de leche y horchata.