A lo largo del último año, conforme las autoridades del sector salud han intentado contener la pandemia de COVID-19, los investigadores han concentrado su atención científica en una variedad de entornos potencialmente riesgosos: lugares donde grandes grupos de personas se reúnen y el nuevo coronavirus tiene grandes oportunidades para propagarse. Han tomado muestras en superficies en los cruceros, monitoreado el número de casos en gimnasios, tomado muestras en las unidades de ventilación de los hospitales, mapeado la disposición de los comensales en los restaurantes y modelado los procedimientos de abordaje en aviones.