Un año después de la declaración de la pandemia del COVID-19, la esperanza de la humanidad está puesta principalmente en las vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2. Hace unos doce meses, muchos dudaban de que para estas fechas ya estuvieran disponibles vacunas efectivas contra la enfermedad que tiene en vilo al mundo. Sin embargo, la inmunización ya está en marcha gracias al trabajo científico de las farmacéuticas y otros centros, como universidades, así como por el apoyo económico de Gobiernos, filántropos y hasta de celebridades.

En todo caso, la aplicación de las diferentes vacunas disponibles para el SARS-CoV-2 no ha estado exenta de varios problemas. Se estima que para frenar el avance del coronavirus al menos el 70% de la población debe estar inmunizada, pero por ahora las inmunizaciones se cumplen de forma desigual alrededor del mundo.

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Hasta el pasado lunes, se habían administrado más de 455 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 en un total de 162 territorios, de acuerdo con cifras recopiladas por AFP. De estas, sin embargo, solamente 0,1% han sido inyectadas en los 29 países de menores ingresos, que albergan al 9% de la población mundial.

Por contraste, 56% de las dosis han sido aplicadas en países de altos ingresos, en los que reside el 16% de los habitantes del mundo.

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Independientemente del acceso que puedan tener las naciones del mundo a las distintas vacunas, las principales opciones para inmunizar han sido desarrolladas por un puñado de entidades en un pequeño grupo de países.

Vacunas para el COVID-19 en uso y sus países de origen:

VacunaFabricantePaís
BNT162b2BioNTech y PfizerAlemania y EE. UU.
AZD1222Universidad de Oxford y AstraZenecaReino Unido
mRNA-1273ModernaEE. UU.
CoronaVacSinovacChina
Gam-COVID-Vac/Sputnik VGamaleyaRusia
Ad26.COV2.SJanssen Pharmaceutica / Johnson and Johnson, BIDMCBélgica y EE. UU.
Ad5-nCoVCanSino BiologicsChina y Canadá
BBIBP-CorVInstituto de Productos Biológicos de Beijing y SinopharmChina

Desigualdades en el acceso

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, indicó que cada día que pasa las desigualdades en el acceso de los países a las vacunas se acentúan y se hacen “más grotescas”.

Al evaluar la situación de la pandemia y de la distribución de las vacunas que están en el mercado, el responsable agregó que es “chocante” que los países con más recursos hagan “tan poco” para revertir esta situación.

Sin nombrar a los países, Tedros criticó a aquellos que “prefieren vacunar a gente joven y que no está en ninguna categoría de riesgo a costa de que otros países puedan vacunar a sus trabajadores sanitarios y personas mayores”.

Israel es el país que más ha vacunado, con prácticamente toda su población elegible que ha recibido la primera dosis de la vacuna y más de la mitad ambas dosis.

Emiratos Árabes Unidos, el Reino Unido, Chile y Estados Unidos son los países que siguen en la lista de aquellos que han inmunizado a la mayor proporción de sus habitantes. “Algunos países están en la carrera por vacunar a sus poblaciones enteras, mientras otros países no tienen nada. Esto puede comprarles una seguridad a corto plazo, pero es una impresión de seguridad falsa”, les advirtió.

Una forma de hacer llegar las vacunas a los países pobres es a través de Covax, un mecanismo global que busca garantizar que 92 de las economías más desfavorecidas puedan acceder a estas inmunizaciones, cuyo costo sería cubierto por donantes. Pero de las más de 450 millones de vacunas administradas hasta ahora, Covax solo ha distribuido 30 millones, porque no recibe los suministros suficientes.

Propiedad intelectual

A inicios de mes, el director general de la OMS instó a los países a que produzcan sus propias vacunas contra el COVID-19 renunciando a la propiedad intelectual, con el objetivo de combatir la escasez de dosis a nivel mundial.

“Muchos países con capacidad de fabricación de vacunas pueden empezar a producir sus propias vacunas renunciando a los derechos de propiedad intelectual, según lo previsto en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio. Esas disposiciones están ahí para ser utilizadas en casos de emergencia. Si ahora no es el momento de utilizarlas, ¿cuándo lo será?”, se preguntó Tedros retóricamente.

Sobre esta propuesta, el dirigente detalló que la primera medida debería ser “poner en contacto a las empresas que están produciendo las vacunas con otras compañías que tienen un exceso de capacidad para llenar y terminar las vacunas”. “Esto podría ayudar a acelerar la producción y aumentar los volúmenes”, ha defendido.

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Por ejemplo, aplaudió el acuerdo entre Johnson & Johnson y Merck para que esta última proporcione el llenado y el acabado de la vacuna de Janssen. “Necesitamos más asociaciones como esta, y las necesitamos en todas las regiones. La OMS puede apoyar este proceso identificando las carencias y proporcionando un servicio de ‘emparejamiento’ entre los productores de la vacuna y las empresas con capacidad”, ha apuntado Tedros.

El segundo planteamiento de la OMS es la “transferencia bilateral de tecnología”, mediante “la concesión voluntaria de licencias por parte de una empresa propietaria de las patentes de una vacuna contra la COVID-19 a otra empresa que pueda producirlas”.

“Un buen ejemplo de este enfoque es AstraZeneca, que ha transferido la tecnología de su vacuna a SKBio de Corea del Sur y al Serum Institute de India, que está produciendo las vacunas de AstraZeneca para el Covax”, afirmó, aunque reconociendo que “la principal desventaja de este enfoque es la falta de transparencia”. (I)