¡A la quinta fue la vencida! Messi, luego de cuatro oportunidades esquivas, logró obtener la tan ansiada copa con la selección mayor. El camino no fue sencillo: tuvo muchas críticas, recibió apodos y calificativos, e incluso soportó comparaciones con los logros de otros futbolistas de su nivel. Pero aunque tuvo varios momentos de fragilidad, con este triunfo el mundo ha reconocido su esfuerzo y, sobre todo, su perseverancia.

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Triunfar podría parecer la consecuencia de estar en el lugar preciso en el instante más oportuno, pero la realidad nos muestra que es un camino que no tiene atajos. Se trata de cotejar habilidades con valores que permiten mantener el esfuerzo hasta alcanzar el triunfo.

La primera habilidad de un líder triunfador es la disciplina, que es la brújula que mantiene el enfoque y calibra los esfuerzos de acuerdo con el propósito u objetivo trazado. Junto a la disciplina se encuentra la flexibilidad, que es el mapa que permite encontrar alternativas cuando el plan principal necesita ser ajustado. Esto no significa renunciar al objetivo, sino adecuarse a las distintas variables de un entorno, muchas veces cambiante.

Para triunfar también se requiere contagiar el propósito e influir en los equipos. A Michael Schumacher le tomó cinco años conseguir su primer campeonato para la escudería Ferrari. Durante ese tiempo no solo tuvo que conducir al límite, sino que también le tocó gestionar la filosofía —y mentalidad— de su equipo para volverlo ganador. Comprendiendo la cultura italiana, todas las semanas retiraba diez pizzas cerca de la fábrica para compartir con el equipo y generar sesiones informales y más colaborativas de trabajo. ¿El resultado? Seis campeonatos de constructores y cinco de pilotos consecutivos.

Un líder triunfador también debe tener la capacidad de enfrentar circunstancias adversas. A esto se lo conoce como resiliencia, y más que una habilidad, es un valor ligado a la fe que nos ayuda a entender que no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Por eso, el resiliente ve las dificultades como oportunidades para cambiar, crecer y salir más fortalecido.

Por todo esto, si te encuentras en un momento difícil, probablemente estés en la antesala del triunfo. Recuerda que no somos la suma de nuestros fracasos, sino el resultado de las veces que nos levantemos, ajustemos y volvamos a intentarlo hasta triunfar. (O)