Sabemos que el trastorno obsesivo-compulsivo es una condición mental cuyos principales síntomas son los pensamientos intrusivos, repetitivos, que generalmente desembocan en conductas compulsivas. Las obsesiones causan ansiedad y estrés generalizado; las compulsiones son conductas observables o actos mentales, a menudo incontrolables, que temporalmente alivian dicha inconfortabilidad.
También sabemos que este ciclo se repetirá. Se presume que esta reacción es consecuencia de una combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales, y suele empezar a manifestarse entre la pubertad y la temprana edad adulta. Algo más del 2 % de la población mundial lo padece, ocurriendo más frecuentemente en las mujeres. Cuando tiene lugar en una relación de pareja se lo denomina TOC-R.
La característica central del TOC-R es la aparición invasiva de pensamientos, recuerdos, ideas, imágenes, sensaciones o impulsos no deseados que giran alrededor de la relación de pareja (y sus imperfecciones) y crean dudas e incertidumbre en el individuo sobre el estatus de la relación, en la inmensa mayoría de casos sin evidencias reales. Con frecuencia el resultado es un incesante cuestionamiento sobre los sentimientos (del uno o del otro) y el futuro de la relación, y consecuentemente la búsqueda compulsiva de información para comprobar o desaprobar sus dudas.
Un tema recurrente es sentir que no merece el amor de la pareja, y esta tiene que demostrarle (de manera nunca totalmente convincente) que todo está bien (porque el tema con toda seguridad regresará ). O puede ser que la obsesión sea imaginarse que le podría ir mejor con otra pareja. En este punto es posible que pida opiniones a personas cercanas, que se sienten incómodas al verse involucradas en un asunto de intimidad ajena.
El desarrollo del TOC-R consume mucha energía y tiempo (y mucha paciencia y tolerancia de parte de la pareja). El individuo afectado puede quedar exhausto y nunca completamente satisfecho. En el peor de los casos, el TOC-R puede llegar a sabotear la relación.
Existen terapias adaptadas al tratamiento de esta condición psicológica, siendo la más utilizada la terapia de exposición gradual, que le permite al paciente desarrollar tolerancia progresiva a la ansiedad mediante el aprendizaje de técnicas de relajamiento y control mental que competirían exitosamente con los pensamientos intrusivos en forma escalonada, causando que el estrés vaya consecuentemente perdiendo presencia. La combinación con la farmacoterapia es altamente recomendada. (O)