Queridos lectores, agradezco a los pescadores artesanales de mi país, Ecuador, que cada mañana salen a pescar y traen a la playa su maravillosa pesca del día. Mi suerte fue encontrarme con Wilmer, que me ofreció un robalo magnífico con el que he preparado esta receta de hoy. Fresco, insuperable calidad, una sazón sencilla y una ensalada: resultó un almuerzo delicioso.