“Ya no aguanto, ¡quiero renunciar!” es una expresión que se está volviendo común en muchos lugares de trabajo. Suele ser síntoma del burnout laboral, ese estado de agotamiento mental, físico y emocional causado principalmente por el estrés, aunque hay otros desencadenantes, como relaciones interpersonales nocivas, precarias condiciones de trabajo o la falta de autonomía. Este conjunto de factores, efectivamente, puede llevar a condiciones extremas para las personas, haciendo que pasen de “vivir a sobrevivir”. Frente a eso, ¿cómo saber si estoy en el sitio adecuado en el instante preciso?