Esta semana que termina ha estado especialmente salpicada de situaciones dramáticas en MasterChef Ecuador (Teleamazonas, 21:00), como la protesta de los ambientalistas ecuatorianos por el uso de carne de cacería en uno de los retos (lunes), el aparente cese de hostilidades entre Wilson y Klever tras haber ganado como equipo el reto con mímica (miércoles) y el profundo corte de dedo y depresión que sufrió Daniela (jueves).

Y el programa de este viernes prometía mucho más drama, ya que el día de eliminación terminaría con la despedida de un participante.

David, Andrés, Carolina, María Laura, Matías y Ernesto se enfrentaron en la primera ronda con la esperanza de cocinar platos que les permitan salvarse. Jorge Rausch lanzó el desafío: preparar un plato de sal teniendo a las frutas como protagonistas, para lo cual recomendó balancear apropiadamente los sabores.

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La ansiedad se apoderó del salón, pero poco a poco comenzaron a definir sus preparaciones, para las cuales tuvieron la despensa abierta. Los platos presentados fueron los siguientes:

Ernesto: langostinos con salsa de mango.

Carolina: lomo de res con salsa de arándanos en vino tinto.

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David: lomo de res acompañado con “filetes” de sandía asada, puré de papa chaucha y salsa de mortiño con uvillas.

María Laura: camarones con salsa de naranja, coco y mango.

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Daniela: lomo de res con salsa de mortiño, puré de zanahoria y zapallo.

Andrés: langostinos apanados con salsa de coco, uvilla y piña.

Matías: salmón con salsa de manzana y tocino, además de uvas verdes.

Los jueces llenaron el plato de David con alabanzas, especialmente por la arriesgada manera de haber usado la sandía, lo cual hacía suponer que sería uno de los “salvados”, pero finalmente escogieron a María Laura y Daniela, ya que el protagonismo de las frutas fue superior en sus platos.

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De esa manera, quedaban solo cinco cocineros en la fase final de la eliminación, cuyo desafío consistió en elaborar un plato donde prevalezca el color verde.

Carolina lucía especialmente afligida ante la posibilidad de quedar eliminada, al igual que David, quien al parecer quedó algo afectado por no haber subido al balcón en la primera ronda de la noche.

El tiempo avanzaba, al igual que la tensión percibida por los compañeros encaramados en el balcón, quienes trataban de dar ánimos a sus amistades, al igual que señalaban posibles errores cometidos entre quienes estaban cocinando.

Ernesto fue el primero en ser llamado para presentar unos ravioles en salsa de pesto con tocino, queso, espinaca y perejil. Nombre del plato: “Hulk Smash” (Hulk tritura), haciendo referencia a una frase recurrente de ese personaje de Marvel. La crítica fue mayormente positiva, ya que tenía buen sabor y, sobre todo, cumplía con el requisito de que platillo sea de color verde.

Ese fue precisamente el error que posteriormente identificaron en la pizza Di Pesto horneada por Matías, quien a menudo había demostrado habilidad en ese producto porque su familia tiene un restaurante de pizzas y pastas en Quito. Ni los cuatro quesos empleados, además de la salsa pesto, dieron el color verde que había sido solicitado en el desafío. “Debes esperar que haya un plato menos verde que el tuyo”, le dijo Jorge, “lo cual sería un milagro”.

David también recibió críticas negativas por su Amor al verde (corvina con pesto, crema de espárragos y hierbas), al igual que Andrés con su Para tus ojos verdes, mi amor (ñoquis de mascarpone, cebollín, pesto de hierbas y cerdo). El gran error de David fue haber empleado demasiados ingredientes, generando una desordenada confusión de sabores, mientras que Andrés incluyó unas algas de sabor incomible, por saladas y amargas.

A Carolina le fue mucho mejor con su The green is the new color (pollo con salsa de pimiento verde, acelga, aguacate y hierbas).

Ernesto y Carolina fueron invitados a subir al balcón, mientras que Matías, David y Andrés pasaron para ubicarse frente a los jueces por haber cometido la mayor cantidad de errores en sus preparaciones, esperando el dictamen final.

El veredicto fue definitivo: Matías abandonaría las cocinas de MasterChef debido a que su multicolorida pizza no había cumplido el requisito único del reto. La tristeza fue evidente en él, al igual que en María Laura y Raquel, sus dos mejores amigas de la competencia.

Pero el consuelo llegó cuando Jorge Rausch reconoció el talento gastronómico de Matías y lo invitó a trabajar con él en su restaurante Criterión, que abrió en el 2004 junto con su hermano Mark en Bogotá, un privilegio que muy pocas veces ha concedido a los concursantes de MasterChef, según dijo (la ecuatoriana Daniella Alvear recibió el mismo honor en la temporada anterior).

Fue así que Matías Barriga, quiteño de 22 años, se despidió de los jueces y compañeros lleno de gratitud por haber formado una “familia” de amistades durante el programa. Sin embargo, desde el balcón Raquel expresaba su coraje porque sabía que había algunos participantes que deseaban la eliminación de su amigo.

Matías cocinará este sábado, a las 21:00, en MasterChef: Tiempo Extra, para competir contra Camila y Alba, eliminadas en previos programas. El premio final de ese espacio es de 5.000 dólares y la posibilidad de regresar a las cocinas principales de MasterChef Ecuador. (E)